Eckhardt Tolle

Practicando el poder del Ahora



SER E ILUMINACIÓN

Más allá de la miríada de formas de vida que están sujetas al nacimiento y a la muerte existe la Vida Una, eterna y omnipresente. Muchas personas utilizan la palabra Dios para describirla, pero yo suelo llamarla Ser. La palabra Ser no explica nada, pero la palabra Dios tampoco. Ser, no obstante, tiene la ventaja de ser un concepto abierto. No reduce el infinito invisible a una entidad finita. Es imposible formarse una imagen mental del Ser, y nadie puede pretender su posesión exclusiva. Es tu esencia misma; puedes acceder a ella inmediatamente como el sentimiento de tu propia presencia.

Por eso sólo hay un pequeño paso entre la palabra Ser y la experiencia del Ser.

EL SER NO SÓLO ES TRASCENDENTE; TAMBIÉN IMPREGNA PROFUNDAMENTE cada forma, y su esencia es invisible e indestructible. Esto significa que ahora mismo puedes acceder al Ser porque es tu identidad más profunda, tu verdadera naturaleza. Pero no trates de aferrarlo con la mente. No trates de entenderlo.

Sólo puedes conocerlo dejando la mente en silencio. Cuando estás presente, cuando tu atención está plena e intensamente en el ahora, puedes sentir el Ser, pero nunca podrás entenderlo mentalmente.

La iluminación es recuperar la conciencia del Ser y residir en ese estado de «sensación-realización».

La palabra iluminación suscita la idea de un logro sobrehumano, y al ego le gusta que sea así; pero no es más que tu estado natural en el que sientes la unidad con el Ser. Es un estado de conexión con algo inconmensurable e indestructible, con algo que es esencialmente tú, y sin embargo es mucho mayor que tú. Es encontrar tu verdadera naturaleza más allá del nombre y de la forma.

La incapacidad de sentir esta conexión crea la ilusión de que estás separado de ti mismo y del mundo que te rodea. Entonces te percibes, consciente o inconscientemente, como un fragmento aislado. Surge el miedo, y los conflictos internos y externos pasan a ser la norma.

El mayor obstáculo para experimentar la realidad de tu conexión es la identificación con la mente, que hace que el pensamiento se vuelva compulsivo. Ser incapaz de dejar de pensar es una enfermedad terrible, pero no nos damos cuenta de ella porque casi todo el mundo la sufre y se considera algo normal. Este ruido mental incesante te impide encontrar el reino de quietud interior que es inseparable del Ser. También crea un falso yo fabricado por la mente, que lanza una sombra de miedo y sufrimiento.

La identificación con la mente produce una pantalla opaca de conceptos, etiquetas, imágenes, palabras, juicios y definiciones que bloquean toda verdadera relación. Esa pantalla se interpone entre tú y tú mismo, entre tú y tu prójimo, entre tú y la naturaleza, entre tú y Dios; crea la ilusión de separación, la ilusión de que tú y el «otro» estáis totalmente separados. Entonces te olvidas del hecho esencial de que, debajo del nivel de las apariencias físicas y de las formas separadas, eres uno con todo lo que es.

La mente es un instrumento soberbio si se usa correctamente. Sin embargo, si se usa de forma in-apropiada, se vuelve muy destructiva. Para decirlo con más precisión, no se trata tanto de que usas la mente equivocadamente: por lo general no la usas en absoluto, sino que ella te usa a ti. Ésa es la enfermedad. Crees que tú eres tu mente. Ese es el engaño. El instrumento se ha apoderado de ti.

Es como si estuvieras poseído sin saberlo, y crees que la entidad posesora eres tú.

LA LIBERTAD COMIENZA cuando te das cuenta de que no eres la entidad posesora, el pensador. Saberlo te permite examinar la entidad. En el momento en que empiezas a observar al pensador, se activa un nivel de conciencia superior.

Entonces empiezas a darte cuenta de que hay un vasto reino de inteligencia más allá del pensamiento, y de que el pensamiento sólo es una pequeña parte de esa inteligencia. También te das cuenta de que todas las cosas verdaderamente importantes —la belleza, el amor, la creatividad, la alegría, la paz interna— surgen de más allá de la mente.

Empiezas a despertar.

LIBÉRATE DE TU MENTE

La buena nueva es que puedes liberarte de tu mente, que es la única verdadera liberación. Y puedes dar el primer paso ahora mismo.

EMPIEZA POR ESCUCHAR LA VOZ QUE HABLA DENTRO DE TU CABEZA, y hazlo tan frecuentemente como puedas. Presta una atención especial a cualquier patrón de pensamiento repetitivo, a esos viejos discos de gramófono que pueden haber estado dando vueltas en tu cabeza durante años.

Esto es lo que llamo «observar al pensador», que es otra manera de decir: escucha la voz dentro de tu cabeza, mantente allí como presencia que atestigua.

Cuando escuches la voz, hazlo imparcialmente. Es decir, no juzgues. No juzgues ni condenes lo que oyes, porque eso significaría que la misma voz ha vuelto a entrar por la puerta de atrás.

Pronto te darás cuenta de esto: la voz está allí y yo estoy aquí, observándola. Esta comprensión Yo soy, esta sensación de tu propia presencia, no es un pensamiento. Surge de más allá de la mente.

Así, cuando escuchas un pensamiento, no sólo eres consciente del pensamiento, sino también de ti mismo como testigo del pensamiento. Ha hecho su aparición una nueva dimensión de conciencia.

CUANDO ESCUCHAS EL PENSAMIENTO, sientes como si hubiera una presencia consciente —tu yo profundo— por debajo o detrás de él. De este modo el pensamiento pierde su poder sobre ti y se disuelve rápidamente, porque ya no energetizas tu mente mediante la identificación con ella. Es el principio del fin del pensamiento compulsivo e involuntario.

Cuando el pensamiento se aquieta, experimentas una discontinuidad en la corriente mental, una brecha de «no-mente». Al principio las brechas serán cortas, tal vez duren unos segundos, pero gradualmente se irán prolongando. Cuando ocurren estas discontinuidades, sientes cierta quietud y paz dentro de ti. Es el principio del estado natural de sentirte unido al Ser, generalmente nublado por la mente.

Con la práctica, la sensación de quietud y de paz se va ahondando. De hecho, esa profundidad no tiene fin. También sentirás una sutil emanación de alegría elevándose desde lo más hondo de ti: la alegría de Ser.

En este estado de conexión interna estás mucho más alerta, más despierto que en el estado de identificación mental. Estás plenamente presente. Y también se eleva la frecuencia vibratoria del campo energético que da vida al cuerpo físico.

A medida que profundizas en este reino de la no-mente, como a veces se le denomina en Oriente, vas alcanzando el estado de conciencia pura. En ese estado sientes tu propia presencia con tal intensidad y alegría que, en comparación, todo pensamiento, toda emoción, tu cuerpo físico y todo el mundo externo se vuelven relativamente insignificantes. Sin embargo, no es un estado de egoísmo, sino de desprendimiento y generosidad. Te lleva más allá de lo que pensabas que era «tu identidad». Esa presencia es esencialmente tú, y al mismo tiempo es inconcebiblemente mayor que tú.

EN LUGAR DE «OBSERVAR AL PENSADOR», también puedes crear una apertura en la corriente mental por el simple hecho de dirigir el foco de tu atención al ahora. Basta con que te hagas intensamente consciente del momento presente.

Esto es algo por demás satisfactorio. De este modo retiras la conciencia de tu actividad mental y creas una brecha sin mente en la que estás muy alerta y consciente, pero no piensas. Ésta es la esencia de la meditación.

En TU VIDA COTIDIANA puedes practicar esto tomando cualquier actividad rutinaria, que habitualmente sólo es un medio para un fin, y darle toda tu atención para que se convierta en un fin en sí misma.

Por ejemplo, cada vez que subas o bajes las escaleras en tu casa o en tu puesto de trabajo, presta mucha atención a cada escalón, a cada movimiento, incluso a tu respiración. Mantente totalmente presente.

O cuando te laves las manos, presta atención a todas las percepciones sensoriales asociadas con esa actividad: el sonido y la sensación del agua, el movimiento de tus manos, el aroma del jabón, etc.

O cuando entres en tu coche, después de cerrar la puerta, detente durante unos segundos y observa el flujo de tu respiración. Toma conciencia de una silenciosa pero intensa sensación de presencia.

Hay un criterio que te permite medir el éxito logrado en esta práctica: el grado de paz que sientas en tu interior.

El paso más vital en tu camino hacia la iluminación es éste: aprende a no identificarte con tu mente. Cada vez que creas una apertura en el flujo mental, la luz de tu conciencia se fortalece.

Puede que un día te sorprendas sonriendo a la voz que suena en tu cabeza como sonreirías a las travesuras de un niño. Esto significa que has dejado de tomarte el contenido de tu mente tan en serio, y que tu sentido de identidad ya no depende de él.



ILUMINACIÓN: ELEVARSE POR ENCIMA DEL PENSAMIENTO

A medida que uno crece, va formándose una imagen mental de sí mismo basada en su condicionamiento personal y cultural. A este yo fantasma lo llamamos ego. El ego es tu actividad mental y sólo puede funcionar mediante el pensamiento constante. El término ego tiene distinto significado según se trate de una persona u otra, pero cuando lo uso aquí me refiero al falso yo, creado por una identificación inconsciente con la mente.

Para el ego, el momento presente apenas existe. Sólo considera importantes el pasado y el futuro. Esta inversión total de la verdad explica por qué, en la modalidad ego, la mente es tan disfuncional. Siempre está tratando de mantener el pasado vivo, porque ¿quién serías sin él? Y se proyecta constantemente hacia el futuro para asegurarse la supervivencia y buscar en él una sensación de liberación o satisfacción. Dice: «Algún día, cuando haya ocurrido esto, lo otro o lo de más allá, estaré bien, en paz, seré feliz.»

Incluso cuando parece que el ego está en el presente, no ve el presente: lo percibe equivocadamente porque lo mira con los ojos del pasado. O reduce el presente a ser un medio para un fin, un fin que siempre reside en el futuro proyectado por la mente. Observa tu mente y comprobarás que funciona así.

El momento presente contiene la clave de la liberación, pero no puedes encontrar el momento presente mientras seas tu mente.

Alcanzar la iluminación significa elevarse por encima del pensamiento. En el estado de iluminación sigues usando la mente cuando la necesitas, pero de un modo mucho más enfocado y eficaz que antes. La empleas principalmente con fines prácticos, pero eres libre del diálogo interno involuntario, y vives en la quietud interior.

Cuando empleas la mente, y en particular cuando necesitas dar una solución creativa a algo, vas oscilando cada pocos minutos entre la mente y la quietud, entre la mente y la no-mente. La no-mente es conciencia sin pensamiento. Sólo la no-mente permite pensar creativamente, porque da al pensamiento un poder real. El pensamiento por sí solo, desconectado del vasto campo de la conciencia, se convierte rápidamente en algo estéril, insano, destructivo.



EMOCIÓN: LA REACCIÓN DEL CUERPO A LA MENTE

La mente, tal como yo uso la palabra, no es únicamente el pensamiento. Incluye también las emociones y las pautas de reacción inconscientes, tanto mentales como emocionales. La emoción surge en el punto donde cuerpo y mente se encuentran. Es la reacción del cuerpo a la mente o, dicho de otra forma, el reflejo de la mente en el cuerpo.

Cuanto más te identificas con el pensamiento, con lo que te gusta o disgusta, con tus juicios e interpretaciones, es decir, cuanto menos presente estás como conciencia observante, más fuerte es la carga de energía emocional, seas consciente de ella o no. Si no puedes sentir tus emociones, si estás desconectado de ellas, acabarás sintiéndolas a un nivel puramente físico, como un problema o síntoma físico.

Si TE ES DIFÍCIL SENTIR TUS EMOCIONES, empieza por enfocar la atención en el campo energético interno de tu cuerpo. Siente el cuerpo desde dentro. Así estarás en contacto con tus emociones.

Si realmente quieres conocer tu mente, el cuerpo siempre te dará un reflejo fiel; por tanto, observa la emoción o, más bien, siéntela en tu cuerpo. Si existe un conflicto aparente entre ambos, el pensamiento es el que miente y la emoción dice la verdad. No la verdad última de tu identidad real, sino la verdad relativa de tu estado mental en ese momento.

Es posible que aún no puedas hacer consciente la actividad de tu mente inconsciente en forma de pensamientos, pero siempre se reflejará en el cuerpo como una emoción, de la que sí puedes tomar conciencia.

Observar una emoción es básicamente igual que escuchar u observar un pensamiento, tal como he descrito el proceso anteriormente. La única diferencia es que, mientras el pensamiento está en tu cabeza, la emoción tiene un fuerte componente físico, de modo que se siente principalmente en el cuerpo. Puedes dejar que la emoción esté ahí sin ser controlado por ella. Ya no eres la emoción; eres el observador, la presencia que mira.

Si practicas así, todo lo que es inconsciente en ti saldrá a la luz de la conciencia.

ADQUIERE EL HÁBITO DE PREGUNTARTE: ¿Qué está pasando dentro de mí en este momento? Esa pregunta te orientará en la dirección correcta. Pero no analices, simplemente observa. Enfoca tu atención hacia dentro. Siente la energía de la emoción.

Si no hay ninguna emoción presente, lleva la atención más profundamente al campo energético de tu cuerpo. Es el pasadizo hacia el Ser.



CAPÍTULO DOS

EL ORIGEN DEL MIEDO

El estado de miedo psicológico está divorciado de cualquier peligro real e inmediato. Puede adoptar diversas formas: desazón, preocupación, ansiedad, nervios, tensión, temor, fobia, etc. El miedo psicológico del que hablamos siempre se refiere a algo que podría ocurrir, no a algo que ya está ocurriendo. Tú estás en el aquí y ahora, mientras que tu mente está en el futuro. Esto crea una brecha de ansiedad. Y si te has identificado con tu mente y has perdido el poder y la simplicidad del ahora, esa brecha de ansiedad será tu constante compañera. Siempre puedes afrontar el momento presente, pero no puedes afrontar algo que sólo es una proyección mental; no puedes afrontar el futuro.

Además, mientras sigas identificándote con tu mente, el ego dirigirá tu vida. Debido a su naturaleza fantasmal, y a pesar de sus elaborados mecanismos de defensa, el ego es muy vulnerable e inseguro, y se siente amenazado constantemente. Por cierto, esto sigue siendo verdadero aunque externamente esté muy seguro. Ahora bien, recuerda que una emoción es la reacción del cuerpo a la mente. ¿Qué mensaje recibe continuamente el cuerpo desde el ego, desde ese falso yo fabricado por la mente?: peligro, estoy amenazado. ¿Y qué emoción genera este mensaje continuo?: miedo, por supuesto.

El miedo parece tener muchas causas: miedo a la pérdida, miedo al fracaso, miedo a que nos hieran, y así sucesivamente; pero, en definitiva, todos los miedos pueden resumirse en el miedo del ego a la muerte, a la aniquilación. Para el ego, la muerte siempre está a la vuelta de la esquina. En este estado de identificación con la mente, el miedo a la muerte afecta a todos los aspectos de tu vida.

Por ejemplo, algo tan aparentemente trivial y «normal» como la necesidad compulsiva de tener razón en una discusión y demostrar que el otro está equivocado —defender la posición mental con la que te has identificado— se debe al miedo a la muerte. Si te identificas con una posición mental y resulta que estás equivocado, tu sentido de identidad, basado en la mente, se sentirá bajo una seria amenaza de aniquilación. Por tanto, tú, como ego, no puedes permitirte estar equivocado. Equivocarse es morir. Esto ha motivado muchas guerras y ha causado la ruptura de innumerables relaciones.

Cuando dejas de identificarte con la mente, el hecho de tener razón o estar equivocado es indiferente para tu sentido de identidad; de modo que esa necesidad compulsiva, apremiante y profundamente inconsciente de tener razón, que es una forma de violencia, deja de estar presente. Puedes expresar cómo te sientes y lo que piensas con claridad y firmeza, pero tal expresión no estará teñida de agresividad ni actitud defensiva. Tu sentido de identidad deriva entonces de un lugar más profundo y verdadero dentro de ti, no de la mente.

OBSERVA CUALQUIER ACTITUD DEFENSIVA que surja en ti. ¿Qué estás defendiendo?: una identidad ilusoria, una imagen mental, una entidad ficticia. Haciendo consciente este patrón y observándolo, puedes romper la identificación con él. El patrón inconsciente comenzará a disolverse rápidamente a la luz de tu conciencia.

Este es el final de todas las discusiones y juegos de poder, que son tan corrosivos para las relaciones. El poder sobre los demás es debilidad disfrazada de fuerza. El verdadero poder está dentro, y está a tu disposición ahora.

La mente siempre trata de negar el ahora y de escapar de él. En otras palabras: cuanto más te identificas con tu mente, más sufres. O puedes decirlo de este otro modo: cuanto más capaz seas de valorar y aceptar el ahora, más libre estarás del dolor y del sufrimiento, más libre de la mente egotista.

Si no deseas crear más dolor para ti mismo ni para los demás, si no quieres añadir más dolor al residuo del pasado que aún vive en ti, no crees más tiempo, o crea el imprescindible para gestionar los aspectos prácticos de la vida. ¿Cómo dejar de crear tiempo?

DATE CUENTA INEQUÍVOCAMENTE DE QUE EL MOMENTO PRESENTE es lo único que tienes. Haz del ahora el centro fundamental de tu vida. Si antes vivías en el tiempo y hacías breves visitas al ahora, establece tu residencia habitual en el ahora y haz breves visitas al pasado y al futuro cuando tengas que resolver los asuntos prácticos de tu vida.

Di siempre «sí» al momento presente.



ACABA CON LA ILUSIÓN DEL TIEMPO

La clave es ésta: acaba con la ilusión del tiempo. Tiempo y mente son inseparables. Retira el tiempo de la mente y ésta se para, a menos que elijas usarla.

Estar identificado con la mente es estar atrapado en el tiempo: vives de forma compulsiva y, casi exclusivamente, mediante el recuerdo y la anticipación. Esto produce una preocupación interminable por el pasado y el futuro, y una falta de disposición a honrar y reconocer el momento presente y permitir que sea. La compulsión surge porque el pasado te da una identidad y el futuro contiene una promesa de salvación, de una realización de algún tipo. Ambas son ilusiones.

Cuanto más te enfocas en el tiempo —pasado y futuro— más pierdes el ahora, lo más precioso que hay.

¿Por qué es lo más precioso? En primer lugar, porque es lo único que hay. Es todo lo que hay. El eterno presente es el espacio dentro del que se despliega tu vida, el único factor que permanece constante. La vida es ahora. No ha habido nunca un momento en que tu vida no fuera ahora, ni lo habrá jamás. En segundo lugar, el ahora es el único punto que puede llevarte más allá de los limitados confines de la mente. Es tu único punto de acceso al reino informe e intemporal del Ser.

¿Has experimentado, hecho, pensado o sentido algo fuera del momento presente? ¿Piensas que lo harás alguna vez? ¿Es posible que algo ocurra o sea fuera del ahora? La respuesta es evidente, ¿no es cierto?

Nada ocurrió nunca en el pasado; ocurrió en el ahora. Nada ocurrirá nunca en el futuro; ocurrirá en el ahora.

La esencia de lo que estoy diciendo aquí no puede entenderse mentalmente. En el momento que lo entiendes, se produce un cambio de conciencia de la mente al Ser, del tiempo a la presencia. De repente, todo se vivifica, irradia energía, emana Ser.

El Cantar de Ashtavakra

Janaka dijo:

1-¿Cómo se adquiere la sabiduría, cómo nos aseguramos el renunciamiento? Por favor dímelo ¡Oh maestro!.

Ashtavakra respondió:

2-Hijo mío, si deseas la liberación, debes rehuir los objetos de los sentidos tal si fueran veneno y buscar como el agua de vida la caridad, la rectitud, la misericordia, el contentamiento y la verdad.

3-Tú no eres tierra, tú no eres agua ni fuego, aire ni éter. Sabe que eres el Yo supremo y que la naturaleza de tu emancipación es el Yo y el testigo.

4-Si puedes reposar en la conciencia habiéndote separado del cuerpo, en ese mismo momento alcanzarás la felicidad, en el contento de la paz y la libertad de las cadenas.

5-Tú no perteneces a la casta brahmánica ni a ninguna otra; de ninguna orden formas parte; objeto no eres de la percepción sensual. Por completo desapegado, sin forma, tú eres el que todo lo ve: ¡sé por ello feliz!

6-Bien y mal, placer y dolor en la mente están, no en ti ¡oh Señor! Ni el que hace ni el que goza eres tú. En verdad, tú reinas para siempre en libertad.

7- Tú, el que todo lo ve, en la verdad moras libremente. La única cadena que te ata es esta: que veas al otro que ve.

8-Mordido por la gran serpiente negra de la vanidad, piensas "Yo soy el que obra"; al beber el antídoto de la fe y pensar "Yo no soy el que obra", serás feliz.

9-Piensa "Soy la pura inteligencia" y con este fuego de la fe quema la densa selva de la ignorancia: al liberarte del dolor, serás feliz.

10-Aquello donde el universo parece existir como la serpiente en la cuerda es la Dicha, la Dicha Suprema: tú, al ser esa conciencia, serás feliz.

11-El que se imagina prisionero, en verdad está aprisionado; el que se imagina libre en verdad no sufre cárcel.

12-El Yo es el testigo, el que todo lo impregna; el cabal, el libre, el único; inteligencia desprovista de acción, de apego, de deseo, mora siempre en paz. La ilusión fragua que El parezca pertenecer al mundo.

13-Aprende a entender tu Yo como la eterna Inteligencia, el Uno sin segundo, una vez abandonada la ilusión de que tu ser es un reflejo del Yo y que las condiciones externas o las condiciones internas lo rozan.

14-Largo tiempo, hijo mío, has estado sujeto por el lazo de pensar "Yo soy el cuerpo". Corta el lazo de esta ilusión con la espada de la sabiduría que dice "Soy el conocimiento" y serás feliz.

15-Desapegado, inmóvil, autoiluminado, sin mácula, tal eres tú. En verdad ésta es la única cadena que debes cargar en tu búsqueda del samadhi.

16-Tú todo lo impregnas; en verdad todo en ti se entrelaza. Tú eres la Conciencia Pura. Que tu animo no decaiga.

17-Autogobernado, libre de máculas, siempre cabal, así eres tú en la impasible felicidad interior. De insondable inteligencia, sin agitaciones, imperturbable, tal eres tú. Debes para ello tener tan sólo tu mente dirigida a la conciencia.

18-Sabe que cuanto tiene forma es falso, que lo sin forma es lo único permanente. En verdad, con esta enseñanza no hay posibilidad de renacer.

19-Al igual que una imagen en el espejo no es distinta al objeto que refleja, así el Alma, el Señor del Cuerpo, es el mismo adentro y afuera.

20-Al igual que el espacio que todo lo penetra es el mismo adentro y afuera de una vasija, así es el eterno, el Uno que mora en todos los seres.

Capítulo II

El discípulo dice:

1.¡Ah! Inmaculado, pacífico, soy el Yo de inteligencia que trasciende la materia. Hasta ahora he sido burlado por la ilusión de los fenómenos.

2. Al igual que ilumino este cuerpo, así ilumino el universo. Por ello mío es el universo entero o nada es mío.

3. Puesto que he renunciado al mundo y al cuerpo, de algún modo percibo ahora al Yo supremo mediante la sabiduría adquirida merced a las enseñanzas del Maestro.

4. Al igual que las olas, la espuma y las burbujas nada son sino el agua de la que provienen, así ocurre con el mundo emanado del Yo supremo: nada es sino el Yo supremo.

6. Al igual que el azúcar impregna el jugo de la caña y la dulzura impregna el azúcar, así ocurre con el mundo que me ilusiona, en tanto Yo impregno el mundo.

7.El mundo parece existir porque se ignora el yo. El conocimiento del Yo hace que no resulte real. La serpiente parece existir porque se ignora que es una cuerda; al percibirse la cuerda como tal, la serpiente cesa de existir.

8. La luz es mi más profunda naturaleza, nada soy sino luz. Al iluminarse el mundo, soy Yo que lo ilumino.

9.¡Ah! El mundo me envuelve en su ilusión y existe en mí merced a la ignorancia, como la plata en la madreperla, la serpiente en la cuerda y el agua del espejismo a la luz del sol.

10. El mundo que de mí ha emanado, en mí se resuelve, como la vasija en el barro, la ola en el océano y el brazalete en el oro de que está compuesto.

11.¡Ah! ¡De maravilla soy! A mi propio Yo reverencio que no conoce la decrepitud y que sobrevive a la destrucción del mundo entero, desde Brahma hasta una hoja de hierba.

12.¡A! De maravilla soy! Ante mi propio Yo me inclino que sigue siendo Uno aún unido a un cuerpo, que de ninguna parte viene, a ninguna parte va y todo lo impregna.

13. ¡Ah! ¡De maravilla soy! A mi propio Yo reverencio. Nadie en sabiduría me supera, a mí que, sin ser rozado por el cuerpo, llevo no obstante al mundo en mí para siempre.

14.¡Ah!¡De maravilla soy! A mi propio Yo saludo, al que nada de aquí le pertenece, aun cuando le pertenezca cuanto se halle dentro del alcance del discurso y el pensamiento.

15. El conocimiento, el conocedor y lo conocido en realidad no existen. Eso en lo cual estas tres cosas parecen existir en razón de la ignorancia, Eso soy Yo, el inmaculado.

16.¡Oh! El pesar clava sus raíces en la dualidad. Ninguna cura existe para ello, excepto el comprender que soy la Dicha, la Inteligencia y la Pureza.

17. Tan sólo el conocimiento Soy; a mi propio Yo le he puesto límites en razón de la ignorancia. He reflexionado constantemente y el descanso hallé en Eso que está más allá de la mente.

18. La libertad y las cadenas ya no son mías. La ilusión incesante se ha desvanecido. ¡Ah! el mundo se halla en mí o en verdad en mí no está.

19. El mundo y el cuerpo nada son: esto he descubierto. El Yo es la Pura Inteligencia misma. ¿por qué, entonces, el uno se superpondría a la otra?

20. Cuerpo, infierno y cielo, libertad, esclavitud y miedo, todas éstas son meras imaginaciones.¿Qué debería hacer Yo, cuya naturaleza es la inteligencia?

21. ¡Ah! A mí, que no veo ninguna dualidad aun en una multitud, me está reservado un bosque, ¿a qué me he de adherir?

22. No soy el cuerpo, ni el cuerpo es mío. El yo individual no soy, soy la Conciencia. En verdad tal es mi esclavitud: estar adherido a la existencia personificada.

23. Ah! En Mí, el océano ilimitado, al levantarse el viento de la muerte, forma olas que toman la apariencia de innumerables mundos de figura diversa.

24. Al cesar el viento de la muerte, la barca del infortunado mercader, el yo personificado, se desvanece en Mí, el gran océano insondable.

25. En mí, el gran océano insondable, las olas de los diversos yoes particularizados se elevan, golpean entre sí, juegan y desaparecen de modo magní fico.

Capítulo III

1. Al saber que tu Yo es el Yo único e indestructible, ¿cómo puedes tú, un sabio, un conocedor del Yo continuar el la búsqueda de riquezas?

2. ¡Discípulo mío! el apego a los objetos que son por esencia ilusorios surge por la ignorancia del Yo, al igual que el deseo, así como el confundir un trozo de madreperla con la plata surge por el desconocimiento de la madreperla.

3. Puesto que sabes que el eres aquello en que el mundo parece existir como las olas en el océano, ¿por qué corres como un desvalido?

4. Puesto que sabes que el Yo es la Pura inteligencia y Belleza, ¿por qué eres un esclavo de la codicia y la impureza?

5. De maravilla es que aun en el sabio que ve el Yo en todos los seres en el Yo, perdure todavía el sentido de "lo mío".

6. De maravilla es que aun quien habita la unidad suprema y tiene el designio de la liberación perdure en la sujeción al deseo y en la agitación por los deleites sensuales.

7.Al conocer la naturaleza del gran enemigo de la sabiduría, ¿cómo puede el sabio que ve aproximarse su fin abrigar afecto por los objetos sensuales?

8. ¡De maravilla es que hasta aquel que no siente apego por los objetos de este mundo o el otro, que discierne entre lo eterno y lo no-eterno, que está empeñado en la emancipación, siente temor por esa misma emancipación!

9. ALABADO O DENIGRADO, EL SABIO DE MENTE DOMINADA VE SOLO EL YO Y POR NADA SIENTE IRA O AGRADO.

10. AL VER SU PROPIO CUERPO MOVERSE COMO SI FUERA AJENO, ¿COMO PODRIA ESA GRAN ALMA ESTAR PERTURBADA POR EL ELOGIO O LA CENSURA?

11. Al ver el mundo como una ilusión, cesada toda curiosidad, ¿cómo habrá de temer nada el hombre de mente dominada, aun la proximidad de la muerte?

12. Esa grande alma cuya mente está desprovista de deseo aun por lo que está más allá del deseo, que encuentra la paz en la autocomprensió n, ¿tiene algo con que pueda comparársela?

13. El hombre de mente fuerte sabedor de que lo visible es por esencia una mera nada, no ve nada que deba alcanzarse ni nada que deba evitarse.

14. El que se ha quitado toda impureza interna, que libre está de cualquier idea de diversidad y se ha elevado por sobre la esperanza, el uso de los objetos sucediéndose en su curso natural no le depara placer ni dolor.

Capítulo IV

1. ¡Oh alegría! La comparación no cabe entre el sabio que conoce su Yo y transita el mundo de los sentidos y las bestias de carga que uncidas están al yugo del mundo.

2. ¡Oh alegría! El asceta que mora donde Indra y los demás Dioses desearon en vano, no ostenta soberbia alguna.

3. Bien y mal no rozan el Yo interior de quien Aquello conoce. El espacio, aunque parece estar cubierto por el humo, en verdad ni siquiera es tocado por aquél.

4. El hombre de grande alma sabe que todo esto es sólo el Yo,

¿habrá entonces quién pueda prohibirle moverse como desee?

5. En el mundo compuesto de las cuatro clases de criaturas, desde Brahma hasta una hoja de hierba, el que conoce el Yo es el único que tiene la fuerza de renunciar al placer y el dolor.

6. El liberado, el que conoce su propio Yo, emancipado está de la dualidad, como el Señor del Mundo. Tal como conoce, obra. Alguien semejante no sufre los embates del miedo por parte alguna.

Capítulo V

El maestro dice:

1. No te apegues a nada que llames tuyo; puro eres, ¿a qué

anhelas renunciar? Al sumir el agregado corporar en el Ser, has de encontrar la absorción en tu propio Yo.

2. El mundo surge en ti como las burbujas en el océano. Así, al saber que el Ser es Uno, has de encontrar la absorción en tu propio Yo.

3. El mundo, aunque presente a los sentidos, en realidad no está en ti, el Puro. Se halla como la serpiente en la cuerda. Por ello has de encontrar la absorción en tu propio Yo.

4. Idéntico en el placer y el dolor, cabal, parejo en la esperanza y la decepción, imperturbable ante la vida y la muerte, has de encontrar la absorción en tu propio Yo.

Capítulo VI

———————————————————–

EN REALIDAD NO HAY EMANCIPACION NI ABSORCION EN EL YO—

————————————————————-

1. Tal como el espacio ilimitado soy, igual a una vasija este mundo es, forjado en la materia. Este es el conocimiento. No existe el apego, la renuncia ni la absorci ón.

2. Soy el gran océano donde el mundo es una ola. Este es el conocimiento. No existe el apego, la renuncia ni la absorción.

3. Soy esa madreperla sobre la que se superpone este mundo cual si fuera plata. Este es el conocimiento. No existe el apego, la renuncia ni la absorción.

4. Estoy en todos los seres y todos los seres están en mí. Este es el conocimiento. No existe el apego, la renuncia ni la absorción.

Capítulo VII

———————————————————-

COMPRENSION DEL YO EN LA VIDA MUNDANAL

———————————————————–

1. En Mí, el océano ilimitado, la barca del mundo se agita de uno a otro lado, impelida por el viento de la muerte, mas eso no Me afecta.

2. En mí, el océano ilimitado, la obra del mundo se yergue y desvanece, mas eso no aumenta ni disminuye mi caudal.

3. En Mí, el océano ilimitado, el mundo tan sólo se superpone. En extremo calmo, sin forma Soy; así he de permanecer.

4. El Yo no está en lo visible ni lo visible en lo que es ilimitado y sin mácula.

5.¡ Ah! La Inteligencia misma soy. El mundo es el espectáculo de un mago ¿Cómo se puede entonces abrigar ideas de aceptación o renuncia?

Capítulo VIII

———————————————————-

LA NATURALEZA DE LA LIBERACION Y DE LA ESCLAVITUD

———————————————————-

1. Esto es la esclavitud: la mente que todo lo desea, que por todo se aflige, que se aferra a todo, que de todo se apodera, que se siente desdichada por todo y por todo siente ira.

2. Esto es la liberación: la mente que nada desea, que por nada se aflige, que no se aferra a nada, que de nada se apodera, que por nada se siente desdichada ni dichosa ante nada.

3. Esto es la esclavitud: la mente que se apega a la condición que fuere. Esto es la liberación: la mente que no se apega a ninguna condición, sea la que fuere.

4. Donde no hay ego reina la liberación; donde hay ego, la esclavitud reina. En posesión de este conocimiento, no tomes ni evites nada de la vida.

Capítulo IX

———————————————————-

VERSOS SOBRE LA IMPASIBILIDAD

———————————————————-

1. Las cosas obradas y no obradas y los pares de opuestos, ¿cuándo alcanzan el reposo y para qué? En posesión de este conocimiento, aun cuando en este mundo permanezcas, através de la impasibilidad emprende el renunciamiento y libérate de los votos.

2. ¿Quién, hijo mío, es el afortunado que de puro mirar el espectáculo del mundo ha hecho que el anhelo vital, el amor por el gozo y la sed de conocimiento alcancen el reposo?

3. Impermanente es todo esto, socavado por la triple miseria, carente de esencia, cargado de máculas, apto para ser desechado.

4. ¿Qué es el tiempo, qué la edad cuando los opuestos no existen para el hombre? No prestándoles atención, haciendo lo que surge, el hombre logra la perfección.

5. Múltiples son las doctrinas de los grandes sabios y también las de santos y ascetas. Una vez que las ha comprendido, llegando a la impasibilidad, ¿qué hombre no alcanzará la paz?

6. El que ha obtenido la comprensión completa de la Esencia Consciente mediante la práctica de la impasibilidad y la ecuanimidad, siendo un maestro excelente se transforma en un sabio del mundo.

7. Tan pronto veas que las modificaciones de los elementos nada son en verdad sino únicamente elementos básicos, en ese mismo instante, liberado de la esclavitud, morarás en tu propia naturaleza.

8. El mundo nada es sino impresiones mentales: dispérsalas. La renuncia a aquél precede la renuncia a éstas. Puesto que tu condición es el ahora, aquí permanece.

****

Capítulo X

——————————————————–

VERSOS SOBRE LA QUIETUD

———————————————————

1. Una vez dejado de lado el deseo, el enemigo, el funesto deseo de riquezas, y también el deber, causa de ambos, deja de lado el apego y muéstrate indiferente ante todo.

2. Sabe que amigos, tierras, bienes, esposas y riquezas nada son sino imágenes de sueño o espectáculos de un mago cuya duración no excede los tres o cinco días.

3. Sabe que el mundo existe cuando hay deseo. Aplícate al firme no-apego y así, al verte libre del deseo, serás feliz.

4. La esclavitud es el deseo, su destrucción, la libertad. El no-apego a lo visible conduce gradualmente a la dicha que sigue a la comprensión del Yo.

5. Tú eres Uno, Inteligente y Puro; el mundo está desprovisto de inteligencia y es falso. La ignorancia misma nada es, ¿qué puede significar para ti la sed de conocimiento?

6. Reinos, hijos, esposas, cuerpos y placeres, todo has ido perdiendo, nacimiento tras nacimiento, aun cuando a ellos te apegabas.

7. Cesa ya, entonces, con el amor por las riquezas, el deseo y aun las buenas obras. En ninguna de ellas la mente encuentra reposo en la selva del mundo.

8. ¿Durante cuántas encarnaciones te arrebató la acción en cuerpo, mente y palabra, acabando todo en molestia y confusión? Cesa entonces ahora de obrar.

Capítulo XI———————————————————–

VERSOS SOBRE LA SABIDURIA

————————————————————

1. La existencia y la no-existencia y sus modificaciones, todo es debido a la naturaleza de las cosas. En la segura posesión de este conocimiento, imperturbable y libre de dolor, el hombre encuentra sin dificultades la paz.

2.Ishvara es el creador de cuanto existe. No otro hay. En la segura posesión de este conocimiento, en reposo el deseo interior, el hombre encuentra la paz y a nada se apega.

3. Las acciones pasadas traen riqueza y miseria, en sucesión implacable. Domínate al saberlo, pues al tener los órganos de los sentidos GOBERNADOS ya nada se desea, no se siente dolor por nada.

4. Placer y dolor, nacimiento y muerte a las pasadas acciones se deben. En la segura posesión de este conocimiento y de la capacidad de mantenerlo, libre de ansiedad, el hombre no sufre máculas, aún cuando se empeñe en la acción.

5. El cuidado produce dolor, no otro obrar trae. En la segura posesión de este conocimiento, el hombre se eleva por sobre el cuidado y la felicidad y encuentra la paz y la libertad de todo apego.

6."No soy este cuerpo, ni este cuerpo es mío. Soy la inteligencia misma". El que posee con seguridad este conocimiento, alcanza la unión, sin recordar ya lo que ha hecho o no ha hecho.

7. "Desde Brahma hasta una hoja de hierba, en verdad soy todo esto": el que posee con seguridad este conocimiento, libre se halla de pensamientos contradictorios, encontrándose puro, en paz e indiferente a lo que se logra y lo que no se logra.

8. Este mundo múltiple y maravilloso en verdad nada es". En posesión de este conocimiento, libre de deseos y conocimientos específicos, el hombre encuentra el reposo.

Capítulo XII————————————————————

VERSOS SOBRE LA COMPRENSION DE LO MISMO POR EL DISCIPULO

————————————————————-

1. Al principio, no me sentí propenso al obrar corporal, luego a sostener el discurso y por último al obrar de la mente. En ese estado me hallo.

2.El sonido, las formas, los olores, los gustos y objetos táctiles han dejado de ser motivo de conocimiento; los sentidos han dejado de distraer mi mente que permanece en una libre firmeza. En ese estado me hallo.

3. La práctica que conduce al samadhi borra igualmente la distracción causada por la superposición mundanal y lo demás. En posesión del conocimiento de que esta es la regla, me encuentro. En ese estado me hallo.

4. Nada tengo que ganar ni que perder; no tengo alegría ni tengo pena. ¡Oh conocedor de lo Brahman! así me hallo.

5. Las reglas de la orden, la condición de quienes han dejado la orden, la meditación y el renunciamiento a lo adquirido, todo ello significaba distracciones para mí. En posesión del conocimiento de que esto es así, habito mi propio Yo.

6. La realización de las acciones se debe tanto a la ignorancia como su cesación. En la firme posesión de este conocimiento me encuentro. En ese estado me hallo.

7. Meditar en lo que no es objeto de meditación conduce al hombre a ejecutar una acción mental. He renunciado a esta idea e inconmovible me hallo donde me encuentro.

8. El que obra así ha alcanzado cuanto debe ser alcanzado. ¿Qué puede necesitar quien por naturaleza es así?

Capítulo XIII

VERSOS SOBRE LA FELICIDAD

1. La tranquilidad de la mente resultante de la ausencia de todo apego, difícil es de alcanzar: nada debe subsistir, ni el más ligero apego al objeto más pequeño, tal como un trozo de tela usado para atarse la cintura. Abandonadas así la búsqueda y la renuncia, moro en la felicidad.

2. Existen los acicates del cuerpo, existen los acicates de la mente, existen los acicates de la palabra, habiendo renunciado a ello, moro en la felicidad de mi propio Yo.

3. Nada de lo que hace el cuerpo o los órganos de los sentidos es hecho por el Yo. En el conocimiento de esta verdad, hago lo que se me presenta y moro en la felicidad.

4. La inclinación al obrar y el cese del obrar reservados le están al asceta apegado al cuerpo. En la renuncia al apego y en el no-apego, moro en la felicidad.

5. Sentado, en marcha o durmiendo, nada pierdo ni gano nada. Por ello, sentado, en marcha o durmiendo, moro en la felicidad.

6. En el dormir nada pierdo; en el luchar no pierdo nada.Ya habiendo renunciado a pérdidas y ganancias, moro en la felicidad.

7. Una y otra vez habiendo sentido la inestabilidad del placer y el dolor en cada nacimiento sucesivo, he renunciado al bien y al mal y moro en la felicidad.

Capítulo XIV

———————————————————

VERSOS SOBRE LA CONDICION DICHOSA DEL DISCIPULO

———————————————————-

1. En verdad el mundo agotó aquel cuya mente se ha vaciado naturalmente de todo pensamiento, aquel cuya mente toma conciencia de la existencia externa s ólo por descuido y que, dormido, en verdad está despierto.

2. ¿Dónde van los ricos, los amigos y esos ladrones conocidos como objetos de los sentidos, dónde el sastra y su conocimiento, cuando todo deseo ha cesado de existir en mí?

3. Una vez comprendido el Testigo, el Yo supremo, El Señor, desaparecidos el anhelo de renuncia y la esclavitud, ya no existe ansiedad por la emancipación.

4. La condición de aquel cuya mente ha cesado de actuar pero que vaga por el mundo como en una ilusión, sólo puede comprenderla otro ser como él.

Capítulo XV

————————————————————

VERSOS SOBRE EL CONOCIMIENTO DEL YO

————————————————————

1. El hombre de intelecto puro logra su objetivo aún con enseñanzas recibidas de manera accidental, mas el de intelecto impuro, aun cuando reciba enseñanzas repetidamente, no cesa de caer en el error.

2. El desdén por los objetos de los sentidos es liberación; el amor por los objetos es esclavitud. Esto es el conocimiento, actúa como prefieras.

3. Este conocimiento torna mudo al elocuente, ignorante al sabio y ocioso al activo. Por ello quienes aman los objetos lo rehuyen.

4. Tú no eres el cuerpo ni el cuerpo es tuyo; no eres un actor ni alguien que goza. Tú eres la inteligencia misma, el testigo eterno, el siempre Libre. Tú andas con felicidad.

5. El apego y la aversión son condiciones de la mente y la mente nunca es tuya. Libre de toda distracción, eres el conocimiento mismo, inmutable: tú andas con felicidad.

6. En posesión del conocimiento de que tu yo está en todos los seres y que todos los seres están en tu propio yo, libre de toda idea de ego o pertenencia, t ú andas con felicidad.

7. Aquello donde el mundo surge cual olas en el océano, Eso en verdad eres tú. ¡Oh Inteligencia Suprema!, libérate de toda fiebre.

8. Ten fe, hijo mío, ten fe: no te engañes con esto. Tú eres la Inteligencia, tú eres el Señor, tú eres el Yo que trasciende la materia.

9. El cuerpo recubierto por los órganos de los sentidos va y viene. El Yo ni viene ni va, ¿por qué, entonces, lamentarte por él?

10. Que el cuerpo acabe al terminar un ciclo cósmico o que se vaya hoy mismo, ¿qué incremento o disminución puede producir en ti, el Yo de inteligencia mismo?

11. Que las olas del mundo se eleven o caigan en Ti el océano ilimitado: no producirá incremento o disminución en Ti.

12. Tú, hijo mío, eres la Inteligencia misma. El mundo de ti no difiere. Por ello, ¿de quién es, de dónde viene el deseo o la aversi ón?

13. En Ti Unico libre de vejez, Dicha eterna, Inteligencia Absoluta, siempre Puro, ¿dónde encontrar el nacimiento, la acción o la idea de ego?

14. En lo que tú ves, sólo tú eres visto. ¿Acaso las ajorcas, los brazaletes o los dijes difieren del oro de que están compuestos?

15. "Soy como él"; "No soy como él": abandona toda idea de separatividad. En posesión del conocimiento de que todo es Yo, te liberarás de las condiciones mentales y morarás en la felicidad.

16. Este mundo surge en verdad de tu propia ilusión. En realidad sólo tú eres uno. No hay otro Yo encarnado que tú, nadie que haya trascendido la rueda del existir.

17. Este mundo no es sino ilusión. El que lo sabe, encuentra la paz. Todo anhelo concluido, el que lo sabe se instala en la conciencia suprema y halla el descanso cual si fuera la nada.

18. En el gran océano de lo visible, sólo el Uno es, fue y será. No hay para ti liberaci ón ni esclavitud: satisfechos todos los deseos, morarás en la felicidad.

19. La inteligencia misma eres: no perturbes la mente con pensamientos contradictorios. Encuentra el descanso y mora con felicidad en tu propio yo, encarnación de la dicha.

20. Abandona toda meditación, no guardes nada en tu corazón. Tú eres en verdad el Yo, libre de esclavitud, ¿qué podrá hacer por ti la meditación?

Capítulo XVI

1.Tú, hijo mío, puedes discurrir repetidamente u oír diversos sastras pero no habrá paz para ti sino merced al olvido universal.

2. Tú puedes gozar de los objetos (del mundo), emprender acciones o recurrir a la meditación mas ¡oh sabio! recién cuando tu mente se purifique de los deseos se sentirá atraída por lo que trasciende todo objeto.

3. El obrar causa dolor, pero nadie lo sabe. Bendito sea quien logre paz por esta lección.

4. El que siente que aun el movimiento de sus párpados es una carga, el que es hábil en la inacción, hallará la felicidad, ése y no otro.

5. "Esto fue hecho"; "esto no fue hecho": cuando la mente se libera de estos pensamientos opuestos, se torna indiferente a la virtud, la riqueza, el placer y la liberación.

6. El asceta evita los objetos de los sentidos, el hombre mundanal tras ellos se precipita, mas quien se ha liberado, ni se precipita tras ellos ni los evita.

7. En tanto el deseo, vástago de la ignorancia, esté vivo vivos estarán el apego y la aversión, semilla y retoño de la rueda del existir.

8. La acción fomenta el apego. El cese del obrar conduce a la aversión. El hombre de sabiduría, libre de ambos opuestos, flota sobre ellos como un niño.

9. Tan sólo quien goza de una mente en verdad libre no siente apego o aversión hacia la virtud, la riqueza, el placer o la liberación.

10. El que está apegado al mundo anhela que el renunciamiento lo libere de sus conflictos. Mas el que carece de apego, libre está de congoja y no sufre desdicha por vivir en el mundo.

11. El que hallándose en el estadio de liberación de ésta es consciente tanto como de su cuerpo, no es un sabio ni un asceta, sino que en realidad está destinado a ser desdichado.

12. Mahadeva, Vishnú y Brahma pueden ser tus preceptores, mas si no ejerces el olvido universal, no habrá paz para ti.

Capítulo XVII

———————————————————

VERSOS SOBRE LA CONDICION DEL CONOCEDOR DEL YO

———————————————————–

1. En verdad ha logrado el fruto del conocimiento y el fruto de la práctica del Yoga quien, autogobernado, con los sentidos purificados, permanece siempre en soledad.

2. El conocedor de la verdad nunca se siente desdichado en el mundo, puesto que con su propio Yo impregna la totalidad del universo.

3. Los objetos de los sentidos no le proporcionan deleite a quien encuentra satisfacción en su propio Yo. Las hojas del árbol nim no le proporcionan satisfacción al elefante que gusta alimentarse con las hojas del árbol salaki.

4. Una rareza es quien no alimenta afecto por las cosas conocidas ni corre tras las desconocidas.

5. El hombre de placer y el aspirante a la liberación se encuentran ambos en el mundo.

6. Feliz es quien no siente ansiedad por el cese del deseo mundano ni aversión porque continúe, sino que acepta lo que viene en el transcurso de las cosas.

7. Una vez logrado su objetivo del conocimiento del Yo, con la mente en él absorta, vive aquél en felicidad, tanto si ve como si oye, toca, huele o come.

8. La persona para quien el océano del mundo se ha secado, la acción de la mente se le torna carente de objetivo, la acción del cuerpo carente de frutos y la acción de los sentidos automática.

9.¡Ah! maravillosa es la condición del alma realmente liberada que no está dormida ni despierta, que no parpadea ni deja de parpadear.

10. En paz dondequiera, con puro corazón, libre de todo deseo, el alma liberada brilla por doquier.

11. Al ver, oír, tocar, asir, hablar y moverse, el sabio sigue libre del apego y la aversión. El hombre de grande alma está en verdad liberado.

12. El hombre de alma liberada no censura ni ruega, no está feliz ni apesadumbrado, no toma ni da. Por siempre libre se halla de apegos.

13. A la vista de una mujer enamorada o ante la proximidad de la muerte, el hombre de grande alma se mantiene imperturbable. En verdad libre es.

14. Placer y dolor, hombre y mujer, opulencia y pobreza no tienen diferencia para el sabio, que ve la unidad dondequiera.

15. El ser para quien el mundo ha cesado de existir no encuentra causas de injuria ni perdón: para él no existen el orgullo y el desaliento, la maravilla o la perturbación del espíritu.

16.El alma liberada no rehuye los objetos de los sentidos ni los apetece: con la mente siempre desapegada, acepta lo que viene.

17. Aquel cuya mente ha cesado de actuar no conoce la supresión de la mente ni las acciones de ella derivadas, no conoce el afanarse por lo placentero ni el evitar lo doloroso: tal ser en la unidad mora.

18. Libre de la idea de ego o pertenencia y comprendiendo que todo es nada, con los deseos en reposo, nada hace aunque obre.

19. Aquel cuya mente ha logrado sumirse en el Yo, libre está de los conocimientos específicos, del sueño y la estupidez. Tal ser logra una condició n indescriptible.

Capítulo XVIII

VERSOS SOBRE LA PAZ

1. Reverencia a aquello que se devela con el conocimiento de que este mundo ilusorio es un sueño. Reverencia a Aquello cuya naturaleza es en verdad la dicha misma, que siempre está sereno, que resplandece siempre.

2. El hombre logra el regocijo mediante la diversidad de objetos. Mas sin la renuncia universal no logra el hombre la felicidad.

3. El hombre cuya mente abrasa el calor del sol de las cosas por hacer, ¿dónde encontrará la paz si no es refrescado por las aguas de ambrosía del contento?

4. Lo fenoménico nada es sino un estado de conciencia. En realidad carece de existencia. Las entidades que experimentan la existencia y la no-existencia nunca cesan de ser.

5. No distante ni limitado, siempre presente se halla el Yo libre de distracciones, de penas, de cambios y dueños.

6. Aquellos cuya ilusión se ha desvanecido mediante la autocomprensión logran liberarse del dolor por el mero suprimir la ilusión que oculta la claridad del percibir.

7. Todo esto es meramente una acción mental. El Yo, eterno, siempre es libre; sabiendo esto, ¿el sabio se comprometerá en las acciones como un niño?

8. El que sabe que su propio Yo es Brahman y que la existencia y la no-existencia se deben a un fenómeno de superposición, ¿qué debe conocer, decir o hacer él, que libre está del deseo?

9. "Esto soy", "No soy esto": ideas tales no perturban al asceta que, sabiendo que todo ego es el Yo, se sume en el silencio.

10. El asceta que ha encontrado la paz no padece distracciones ni concentración, exceso de conocimiento, ni ignorancia, placer ni dolor.

11. El asceta cuya mente ha cesado de actuar, sea que gobierne un reino o que vague como un mendigo, que gane o pierda, que viva en sociedad o retirado, ninguna diferencia encuentra.

12. ¿Dónde está la virtud, dónde el placer y la riqueza, dónde el conocimiento y la idea de lo realizado para el asceta que libre se halla de todo sentimiento de dualidad?

13. El asceta liberado ya en vida, que toma las cosas tal como vienen, nada tiene que hacer, ningún anhelo alimenta.

14. ¿Dónde está la ilusión, dónde los pensamientos que de él derivan, dónde la liberación para el hombre de grande alma que ha encontrado el reposo en la meta de todo deseo?

15. El que comprende el mundo puede negar su existencia, mas ¿qué hace quien no alienta deseos? Comprende y a la vez no comprende.

16. El que comprende que el Supremo está separado de sí, puede meditar sobre Brahma. Mas el sabio que ha trascendido los pensamientos, ¿sobre qué puede meditar al no ver la dualidad?

17. El que ha visto distracción en el Yo puede embarcarse en gobernarlo, mas el hombre de grande alma no se distrae. No teniendo nada que realizar, ¿qué puede hacer?

18. El sabio, aun cuando actúe como el hombre común, se encuentra libre de sus ansiedades. El no ve para sí concentración de la mente, distracciones no apego por nada.

19. El hombre de sabiduría, libre de toda idea de existencia y no-existencia, autosatisfecho y libre de deseos, nada hace aun cuando actúe a la vista del mundo.

20. El hombre de firme intelecto no siente ansiedad por la acción ni por la no-acción: hace lo que se le presenta y mora en la felicidad.

21. Por sobre todo apego e idea de acción, libre, rota sus cadenas, se mueve impulsado por la actividad de sus pasadas acciones, cual una hoja seca impulsada por el viento.

22. El que ha conseguido escapar de la rueda del existir no siente alegría ni pena; siempre frío y calmo, vive como si no tuviera cuerpo.

23. El que encuentra la felicidad en su propio yo, cuya mente está calma y pura, no siente deseos de renunciar ni expectativa alguna.

24. El que está autogobernado, cuya mente no obra, cuyas acciones reciben únicamente el impulso de su pasado obrar, aun cuando actúe como una persona común, no sufre honra ni deshonor.

25. El que sabe que el cuerpo es el que actúa, no el puro Yo, ese ser, aunque obre, en realidad no actúa.

26. El hombre de mente liberada, aun cuando no lo dice, cumple su parte en la vida, sin ser como los niños. Por el mundo se mueve con felicidad y luce atractivo y bendito por la buena fortuna.

27. Hastiado de los pensamientos contradictorios, el sabio encuentra la paz. No desea, no percibe, no ve ni oye nada.

28. El hombre de grande alma no aspira a la libertad no ansía el samadhi puesto que para él no hay distracciones; sabiendo que todo es ilusión, mora en su propio Yo cual si fuera Brahman.

29. El que abriga la idea de ego obra aunque no actúe. Mas el sabio que libre se halla de la idea de ego no transita la acción aunque obre.

30. La mente del emancipado serena se halla, sin experimentar placer y sin actuar; libre del deseo y la duda, la mente del sabio resplandece.

31. La mente de quien no ansía el descanso ni el movimiento se compromete en la acción y actúa cual si careciera de motivo.

32. El ser de mente débil se siente perturbado al oír exponer estas verdades o se sume en meditación para conocer el significado de los sastras. Este ser, aunque no es un niño, actúa como tal.

33. La concentración y el sometimiento de la mente constituyen el refugio constante del tonto. Los sabios no ven que deba hacerse nada: en su propio yo descansa tal los demás en el sueño.

34. El necio no alcanza la paz por el obrar ni por la ausencia de acción: el sabio encuentra el descanso por la mera indagación de la verdad.

35. Dado que conocen el Yo que es pura Inteligencia, el objeto del amor supremo, el perfecto que sin mácula se halla por sobre la nada del existir, las gentes se embarcan en pr ácticas diversas.

36. El necio no logra la emancipación aun mediante la práctica constante. El bienaventurado logra la libertad del obrar por el mero conocimiento.

37. El necio no alcanza a Brahma porque a él aspira. Mas el sabio es el mismo Yo de Brahma sin desearlo.

38. Los necios, puesto que no tienen un fundamento sólido y están impacientes por alcanzar el Brahman o la liberación, acaban por uncirse con más firmeza al mundo. El sabio, por el contrario, corta la raíz del mundo, fuente de toda miseria.

39. El necio no alcanza la paz porque lucha por alcanzarla. Mas el sabio, habiendo indagado la verdad, tiene su mente siempre en paz.

40. ¿Cómo puede lograr la visión del Yo aquel que se adhiere a lo visible? Los sabios no ven los fenómenos: tan sólo contemplan su propio Yo inmortal.

41. ¿Cómo puede estarle reservado el samadhi al necio que lucha para romper las cadenas? El sabio que encuentra la felicidad en su propio Yo, goza sin esfuerzo la superación de la mente.

42. Algunos creen que lo visible existe realmente. Otros dicen que en realidad no existe, en tanto un tercero afirma que es real e irreal a la vez. Mas sólo puede saberlo quien conoce su verdadera naturaleza, estando así libre de distracciones.

43. Los hombres de entendimiento torcido meditan en el Yo siempre puro, sin segundo, mas lo perciben a través de la ilusión, por lo cual no encuentran paz en toda su vida.

44. El intelecto del que aspira a la liberación no puede prescindir de soporte. Mas el intelecto del que se ha liberado no necesita soporte, estando por siempre libre del deseo.

45. Los necios al ver a esos tigres conocidos como objetos de los sentidos se precipitan tras ellos, se asustan y buscan de inmediato refugio en la cueva de la supresión mental sumiéndose en el meditar o la concentración, mas esto no ocurre con el sabio que cuidado no les presta.

46. Los elefantes de los deleites sensuales viendo al tigre del renunciamiento huyen con pavor o, cual parásitos en torno al rico, se dedican a servirlo.

47. El hombre cuya mente está dirigida hacia el Yo y cuyas dudas se han disipado no lucha por encontrar la forma de liberarse. En tanto ve, oye, toca, huele o degusta, mora en la felicidad.

48. Por el mero oír sobre la cosa en sí misma, el de intelecto puro se libera de la distracción. Nada ve que deba ser hecho ni que deba evitarse, mas tampoco se aplica a la acción.

49. Sea lo que fuere se le presente, agradable o disgustante, sin rodeos lo acepta.

50. La libertad conduce a la dicha, conduce al Supremo, conduce a la paz, conduce a la morada suprema.

51. Tan pronto sabemos que el Yo siempre libre está de la acción y del gozo del fruto resultante, todas las acciones de la mente logran atenuarse.

52. La condición del sabio brilla aún en su libertad natural, no así la paz artificial de la mente del necio en cuyo corazón acecha el deseo.

53. Los sabios de mente libre gozan en ocasiones de los objetos sensoriales y otras veces se retiran a una cueva en la montaña. Su intelecto siempre liberado a nada se encadena.

54. Ninguna clase de deseos acecha jamás en el corazón del sabio que ve y honra al hombre instruido, a un dios, una mujer, un rey o un objeto de afección.

55. El asceta no pierde nunca ni una pizca de la ecuanimidad de su temple aun cuando lo ridiculicen sus propios sirvientes, sus hijos o esposas, los vástagos de sus hijos o sus parientes.

56. Aun cuando agradado no siente agrado; aunque disgustado, no siente disgusto. Su magnífica condición tan sólo la puede conocer otro sabio semejante.

57. El mundo es meramente la idea de las cosas a realizar. Mas los sabios así no lo ven. Desapegados de la forma, carecen de forma, por siempre libres de perturbaciones y conflictos.

58. El necio, aun cuando no haga nada, está distraído e inquieto. El sabio, aun cuando haga lo que debe hacerse, nunca sufre inquietud.

59. Satisfecho se sienta, satisfecho duerme, feliz va y viene, feliz habla, feliz come, aun cuando en el mundo se halle el hombre de mente serena.

60. El que no se siente perturbado por actuar como los demás, a pesar de la fuerza de su conocimiento del Yo, el que permanece en calma cual un lago profundo, el que no siente dolor, ése es un ser feliz.

61. El necio convierte en acción el cese del obrar; al sabio la acción le da el mismo fruto que el cese del obrar.

62. El necio es quien muestra aversión por los objetos del mundo- tal la casa, la esposa, los hijos, el cuerpo y demás-, sin tratar de conocer la raíz del mal, mas para quien ha perdido todo sentido del yo en el cuerpo, ¿dónde está el apego y el no-apego?

63. La mente del necio se dirige siempre a acariciar un pensamiento o a suprimir otro. Mas la visión del sabio, aunque aparentemente enfocada hacia el mundo, en verdad no está así dirigida, puesto que ha destruido toda idea de egoísmo.

64. Ese sabio puro que se mueve como un niño no sujeto por condicionamientos y que libre está de todo deseo, no sufre contaminación, aun cuando puede estar ocupado en los asuntos mundanales.

65. En verdad es el bendito del yo, que conserva al ecuanimidad de la mente bajo cualquier condición, tanto si mora, oye, toca, huele o degusta. Su mente por siempre libre está de deseo.

66. ¿Dónde está el mundo, dónde el objeto a alcanzar, dónde los medios para lograrlo, para el sabio que cual el espacio ilimitado libre está de toda acción mental?

67. El que inmerso está en lo ilimitado, perfecto es, aun cuando conquiste los objetos del deseo.

68. Nada cabe decir sino que el hombre de grande alma que ha conocido la verdad, desapegado se halla de la liberación tanto como del gozo, conservando una total falta de inclinaciones por todo.

69. El mundo de la relatividad, compuesto se halla de inteligencia y lo demás: nada es sino modificaciones del nombre. ¿Qué debe hacer el sabio que a todo ha renunciado y cuyo conocimiento es siempre puro?

70. Todo esto es una mera ilusión, una mera nada. El que de seguro sabe esto, cuya luz, esto es, que má s allá se encuentra de toda percepción, que es siempre puro, halla la paz como algo connatural.

71. El que tiene la naturaleza de la pura conciencia y ya no es consciente de lo visible, ¿dónde encontrará la obligación de realizar acciones, d ónde su abandono, dónde el no-apego, dónde la serenidad misma?

72. El que se ve como el Infinito y ya no ve la naturaleza, ¿dónde encontrará la esclavitud, dónde la bondad, dónde el placer, dónde el dolor?

73. En el mundo que coexiste con el intelecto y se superpone al Yo por la acción de maya, el sabio que libre está de toda idea del ego o la pertenencia, que por sobre el deseo se halla, resplandece en soledad.

74. El sabio que entiende que su Yo libre está de la destrucción y el dolor, ¿dónde encontrará el conocimiento, dónde el mundo, dónde el cuerpo, el ego y la pertenencia?

75. En el momento que el hombre de intelecto débil abandona su práctica de la concentración mental, comienzan a alentar pensamientos y deseos diversos en él.

76. El necio no cede en su necedad aun después de oír la verdad misma. Aun cuando suprima la acción mental por la fuerza, internamente se halla apegado a los objetos de los sentidos.

77. Aquel cuyas acciones pasadas han sido destruidas por el conocimiento, aun cuando actúe a la vista de los hombres, no pierde tiempo ni en hablar.

78. El hombre de sabiduría que libre se halla de faltas, que carece de miedo, ¿dónde encontrará la oscuridad, dónde la luz, dó nde la renuncia y la ganancia?

79. ¿Dónde está la fortaleza, dónde la falta de miedo misma para el asceta de naturaleza indescriptible que trasciende hasta la naturaleza?

80. No existe el cielo ni el infierno para él, ni siquiera la liberación en vida. ¿Qué necesita agregarse ante un asceta, excepto que nada más hay?

81. El sabio no se afana tras las ganancias ni se apena por no lograr lo que se pretendía; su mente, calma, colmada está de ambrosía.

82. El hombre libre de deseos no elogia al que está sereno ni censura al que gusta de obrar mal: idéntico en el placer y el dolor, siempre satisfecho, no ve nada que pueda hacer.

83. El sabio no siente aversíon por el mundo ni está impaciente por ver su propio yo: libre de penas y alegrías, no vive ni está muerto.

84. El sabio resplandece, libre de apegos a hijos y a esposas, del deseo por los objetos del mundo y del cuidado de su propio cuerpo.

85. La felicidad aguarda siempre al sabio que acepta lo que viene; libre se mueve en el mundo, acostándose a dormir tan pronto el sol se pone sobre su cabeza.

86. Que su cuerpo vaya o venga, nada le importa al sabio. Olvidado se halla de cuanto al mundo pertenece ya que ha encontrado el descanso en su propio yo.

87. El sabio que nada espera, que vaga errante y feliz, que libre se halla de los pares de opuestos, cuyas dudas quedaron disipadas, que apegado no está a condición alguna, sólo se mueve en felicidad.

88. El sabio cuya idea de pertenencia se ha desvanecido, que permanece inconmovible a la vista de un pedazo de barro, una piedra o el oro, las cadenas de cuyo corazón han sido despedazadas, cuyas pasiones e ilusión fueron purificadas, ese sabio resplandece.

89. ¿Qué comparación cabe con aquel que no tiene apego por nada, que no alimenta ideas en su corazón, aquel cuya mente, totalmente libre, es por entero pacífica?

90. El sabio que entendiendo nada conoce, que viendo nada ve, que hablando nada dice, ¿qué puede ser sino alguien libre de todo deseo?

91. Sea rey o mendigo, aquel que está libre de deseo reina supremo: aquel cuya inclinación hacia el bien y el mal fue completamente subyugada.

92. ¿Dónde está la libertad, dónde el encierro, dónde la indagación de la verdad para el asceta que se ha vuelto la encarnación de la sinceridad, inatacable al haber logrado su meta?

93. ¿Qué lenguaje puede describir, quién puede describir al que ha encontrado satisfacción en su propio Yo, que libre está de todo deseo, cuya inquietud ha desaparecido y que se siente instalado en sí mismo?

94. El sabio, aunque se halle en un sueño firme no sueña, aunque duerma no duerme, aunque despierte no está en realidad despierto. Feliz se halla en cualquier situación.

95. El hombre de conocimiento, aunque piense, en realidad no está pensando, aunque conozca a través de los órganos sensoriales, carece de órganos de los sentidos, aunque tenga un intelecto no lo goza y aunque detente egoísmo, en realidad no lo posee.

96. El sabio no es feliz ni desdichado, no siente apego ni libre está de apegos, no aspira a la liberación ni de hecho está liberado, no es esto ni aquello.

97. Las distracciones no lo distraen, en la meditación no medita, nunca lerdo aunque lerdo parezca, nada instruido aunque culto parezca.

98. El que liberado está mora en su propia naturaleza y toma lo que viene; libre se halla de lo que debe hacerse o lo que ha sido hecho; imperturbable en toda situación, liberado del deseo, no recuerda lo que hizo ni lo que dejó de hacer.

99. Reverenciado, no siente deleite; menospreciado, no siente ira; la idea de la muerte no lo agita ni lo contenta la perspectiva de una vida larga.

100. El hombre cuya mente ha encontrado la paz no se precipita a la sociedad humana ni a las espesuras del bosque. En felicidad vive en cualquier parte y toda condición.

Capítulo XIX

VERSOS SOBRE EL DESCANSO DEL DISCIPULO EN EL YO

El discípulo dice:

1. Acabo de extraer de los lugares más recónditos de mi corazón la espina de los pensamientos contradictorios con las tenacillas del conocimiento de la Verdad.

2. Yo, que habito en mi propia gloria, ¿dónde encontraré la virtud, dónde el placer, dónde la grandeza, dónde el discernimiento, dónde el uno o la multiplicidad?

3. ¿Dónde está el pasado, dónde el futuro, dónde el presente, dónde el espacio, dónde la eternidad misma para m í, que habito en mi propia gloria?

4. ¿Dónde está el yo y el no-yo, dónde el bien y el mal, dónde el cuidado y su ausencia para mí, que habito en mi propia gloria?

5. ¿Dónde está el sueño, dónde el firme dormir, dónde la condición de despierto, dónde el cuarto estadio que trasciende los demás y dónde el miedo para mí, que habito en mi propia gloria?

6. ¿Dónde está lo lejano y lo próximo, el adentro y el afuera, lo grueso y lo sutil para mí, que habito en mi propia gloria?

7.¿Dónde está la muerte y la vida, el mundo y su brillo, dónde el surgimiento de lo visible y la concentración de pensamiento para m í, que habito en mi propia gloria?

8. Ya han cesado los cuentos sobre las tres metas de la vida, la virtud, el placer y el dolor, ya han cesado los cuentos del yoga y la sabiduría para mí, que he encontrado el reposo en mi propio Yo.

kabir

1. ¿Dónde me buscas, oh, servidor mío? ¡Mírame! Estoy junto a ti.
No estoy en el templo ni en la mezquita, ni en el santuario de La Meca, ni en la morada de las divinidades hindúes.
No estoy en los ritos y las ceremonias; ni en el ascetismo y sus renunciaciones.
Si me buscas de veras me verás enseguida; y llegará el momento en que me encuentres.
Kabir dice:
Dios, ¡oh, Santo!, es el aliento de todo lo que respira.

2. Inútil preguntar a un santo cuál es la casta a que pertenece; puesto que los sacerdotes, los guerreros, los mercaderes
y las treinta y seis castas de la India, todos aspiran igualmente a Dios. Hasta resulta una locura preguntar cuál puede ser
la casta de un santo; barberos, lavanderas, carpinteros, todos buscan a Dios. El propio Raidas era un buscador de Dios.
El Rishi Swapacha pertenecía a la casta de los curtidores.
Hindúes y musulmanes, también ellos alcanzaron el límite donde se borran todas las marcas diferenciales.

3. ¡Oh, amigo! Espera en Él durante tu vida, conoce durante tu vida, comprende durante tu vida, pues en la vida
está tu liberación.
Si no desatas tus ligaduras durante la vida, ¿qué esperanza de liberación tendrás en la muerte?
Creer que el alma se unirá a El sólo porque haya abandonado el cuerpo, es una idea absurda.
Si lo hallamos ahora, lo hallaremos luego. De lo contrario, permaneceremos en la ciudad de la muerte.
Si te unes a El en el presente, lo estarás en la Eternidad.
Báñate en la Verdad; conoce al Maestro Verdadero; ten fe en su Nombre.
Kabir dice:
Lo que nos socorre es el Espíritu de búsqueda constante; soy esclavo de ese Espíritu.

4. No vayas al jardín florido, no vayas, ¡oh, amigo!
En ti están el jardín y sus flores.
Inclínate sobre el loto de los mil pétalos y contempla allí la Infinita Belleza.

5. ¿Cómo podré, ¡oh, hermano!, renunciar a Maya?
Cuando deshice el nudo de mis cintas todavía se me quedó más sujeto el vestido; cuando me quité el vestido,
aún me cubrían el cuerpo sus pliegues.
Y así, cuando abandono mis pasiones, mi cólera persiste.
Y cuando renuncio a la cólera aún queda la envidia.
Y cuando venzo a la envidia todavía persisten mi vanidad y mi orgullo.
Cuando el espíritu se libera, arrojando a Maya, aún se queda prendido en la letra.
Kabir dice:
Óyeme bien, querido Sadhu: la verdadera senda no es fácil de encontrar.

6. La luna brilla en mi interior; pero mis ojos ciegos no pueden verla.
La luna está en mí, lo mismo que el sol. Sin que lo toquen, el tambor de la eternidad resuena en mi interior;
pero mis oídos sordos no pueden oírlo.
Así, en tanto que el hombre reclame el Yo y lo Mío, sus obras serán como cero. Cuando todo amor del yo y de lo mío
haya muerto, entonces es cuando se consumará la obra del Señor.
Que el trabajo no tenga otro afán que el conocimiento.
Alcanzado el conocimiento, déjese el afán. El afán de la flor es el fruto; cuando el fruto madura, la flor se marchita.
El ciervo contiene el almizcle, aunque no lo busca en sí mismo sino husmeándolo en la hierba.

7. Cuando se revela a sí mismo, Brahma descubre lo invisible.
Como el grano está en la planta; como la sombra en el árbol; como el espacio en el cielo; como infinidad de formas
están en el espacio, así, desde el más allá del Infinito, el Infinito viene, y el infinito se prolonga en lo finito.
La criatura está en Brahma y Brahma está en la criatura; son para siempre distintos; aunque estén para siempre unidos.
Él mismo es el árbol, el grano y el germen. Él mismo es la flor, el fruto y la sombra. Él es el sol, la luz y todo lo que se ilumina.
Es Brahma, la criatura y la ilusión.
Es la forma múltiple, el espacio infinito. Es el aliento, la palabra, la idea.
Es lo limitado y lo ilimitado, y más allá de lo limitado y de lo ilimitado, es el Ser puro.
Es el espíritu inmanente en Brahma y en la criatura.
El Alma suprema se ve en el interior del alma.
El punto último se ve en el Alma suprema. Y en ese punto aún se reflejan las creaciones.
Kabir es bendito porque goza de esta visión suprema.
8. El vaso terrestre acuna las campiñas y los boscajes; en él se halla el Creador.
En ese vaso están los siete océanos y las innumerables estrellas. Dentro están el artífice y su piedra de toque.
En él resuena la voz del Eterno, que hace surgir la primavera.
Kabir dice:
Óyeme, amigo mío: mi Señor bienamado se halla en ese vaso.
9. ¿Cómo podría yo jamás pronunciar esas palabras misteriosas?
¿Cómo podría yo decir: Él no es como esto y es como aquello?
Si digo que Él está en mí, el universo se escandaliza de mis palabras.
Si digo que está fuera de mí, miento.
De los mundos internos y externos, Él hace una unidad indivisible.
Lo consciente y lo inconsciente son los taburetes de sus pies.
Ni se manifiesta ni se oculta; no es revelado ni irrevelado.
No hay palabras para decir lo que Él es.

10. Atrajiste mi corazón hacia ti, ¡oh, Fakir! Me hallaba dormido en mi alcoba y tú me despertaste
con tu impresionante voz, ¡oh, Fakir!
Me hundía en las profundidades del océano de este mundo y Tú me has salvado, sosteniéndome en tu brazo, ¡oh, Fakir!
Una sola palabra de Ti, no dos, y me liberas de todas las cadenas, ¡oh, Fakir!
Kabir dice:
Has unido tu corazón a mi corazón, ¡oh, Fakir!

11. Yo, antes, jugaba día y noche con mis compañeras, y ahora tengo miedo.
El palacio de mi Señor está tan alto, que mi corazón tiembla de subir; pero no debo ser miedosa si quiero gozar de Su amor.
Mi corazón ha de buscar a mi Bienamado, he de quitarme el velo y unir a El todo mi ser. Mis ojos serán dos lámparas de amor.
Kabir dice:
Oyeme, amiga mía. El comprende quién lo ama. Si no languideces de amor por el Único Bienamado, es inútil que adornes
tu cuerpo; es en vano que te pongas ungüento sobre los párpados.
12. Cuéntame, ¡oh, cisne!, tu antigua historia. ¿De qué país vienes?, ¡oh, cisne!
¿Hacia qué riberas encaminas tu vuelo? ¿Dónde descansarás, ¡oh, cisne!, y qué es lo que buscas?
Despiértate esta misma mañana, ¡oh, cisne!, levántate y sígueme.
Hay un país donde no imperan ni la duda ni la tristeza; donde ya no existe el terror de la muerte.
Allí, los bosques primaverales están en flores y la brisa nos trae un perfume que dice: "Él soy Yo".
Allí, la abeja del corazón penetra profundamente en la flor, sin aspirar a otro goce.
13. ¿Quién te servirá, oh, Señor increado? Cada fiel adora al Dios que él se crea; cada día recibe sus favores.
Algunos no lo buscan a El, al Perfecto, a Brahma, al indivisible Señor.
Creen en diez Avatares; pero un Avatar que sufra las consecuencias de sus actos, no puede ser el Espíritu infinito.
El Uno Supremo debe ser otro.
Los yoguis, los sanyasi, los ascetas, dispútanse entre sí.
Kabir dice:
¡Oh, hermano!, aquel que ha visto la irradiación de su amor, ése está salvado.
14. El río y sus olas forman una misma superficie: ¿Qué diferencia hay entre el río y sus olas? Cuando la ola se levanta,
es agua, y al caer, sigue siendo agua.
Decidme dónde está la diferencia.
Porque la hayan nombrado ola, ¿ya no se la considerará como agua?
En el seno del Supremo Brahma, los mundos se engarzan como las cuentas de un rosario.
Contempla ese rosario con los ojos de la sabiduría.

15. Donde reina la Primavera, señora de las estaciones, se escucha una música misteriosa. Torrentes de luz caen por doquiera.
Pocos hombres pueden alcanzar esas riberas, donde millones de Krishna se mantienen cruzados de brazos; donde millones de Vishnú se prosternan; donde millones de brahmanes leen los Vedas; donde millones de Shiva se abstraen en la contemplación.
Allí, millones de Indra y de innumerables semidioses tienen al cielo por morada.
Allí, millones de Saraswati, diosas de la música, tañen la vina.
Allí, mi Señor se revela a Sí mismo, y el perfume del sándalo y de las flores se esparce en todos los dominios del espacio.
16. Entre los polos de lo consciente y de lo inconsciente, el espíritu oscila.
Columpio donde están suspendidos todos los seres y todos los mundos y cuya oscilación nunca cesa.
A él se aferran millones de seres; en él se columpian la luna y el sol en su carrera. Transcurren millones de edades y el columpio sigue en su movimiento.
Todo oscila: el cielo y la tierra, y el aire y el agua, y el Señor mismo, ahí personificado. Y la visión de todo ello ha hecho de Kabir
el servidor de su Dios.
17. La luz del sol, de la luna y de las estrellas fulgura con vivo resplandor: la melodía amorosa asciende cada vez más, acompasada al ritmo del amor puro.
Día y noche, el coro llena los cielos; y Kabir dice:
Mi único Bienamado me deslumbra como el relámpago.
¿Sabéis cómo dicen su adoración los instantes?
Blandiendo su círculo de luces, el universo, día y noche, canta adorando. Allí, dice Kabir, la adoración no cesa jamás.
Allí está en su trono el Señor del universo. El mundo entero ejecuta su obra y comete sus yerros; pero pocos son los amantes
que conocen al Bienamado.
Como se mezclan las aguas del Ganges y del Jumna, así se mezclan en el corazón del hombre piadoso las dos corrientes del amor
y del sacrificio.
En su corazón, el agua sagrada se esparce día y noche, y así concluye el ciclo de los natalicios y de los óbitos.
¡Qué inefable reposo en el Espíritu Supremo! Sólo lo goza quien lo busca.
Sujeto por las cuerdas del amor; va y viene el columpio oceánico del gozo, y hay un
potente estallido de canciones.
¡Ved aquel loto que florece sin agua! Y Kabir dice:
La abeja de mi corazón liba su néctar. ¡Maravilloso loto florecido en el corazón del universo!
Sólo las almas puras conocen sus delicias verdaderas.
La música vibra por doquiera y el corazón participa en el gozo del mar infinito.
Kabir dice:
Sumérgete en ese océano de dulzura y deja que vuelen lejos todos los errores de la vida y de la muerte.
Ya ves cómo aquí se sacia la sed de los cinco sentidos; ya no existen las tres formas de la miseria.
Kabir dice:
Estamos en lo Inaccesible; miraos adentro y veréis cómo brillan en vosotros los rayos de luna de Dios escondido.
Ahí late el ritmo de la vida y de la muerte. Ahí surgen los arrobamientos, todo el espacio radiante de luz.
Ahí se escucha la misteriosa música que es la del amor de los tres mundos.
Ahí arden los millones de lámparas del sol y de la luna.
Ahí resuenan por doquiera los amorosos cánticos, llueven ondas de luz y el adorador saborea con delicias el celeste néctar.
Ved la vida y la muerte: ya no hay entre ellas separación alguna.
Kabir dice:
El sabio enmudecerá, pues la Verdad no puede hallarse en los libros ni en los Vedas.
Me he asociado al armonioso equilibrio del Uno.
He bebido la copa de lo inefable. Encontré la clave del misterio. Alcancé la raíz de la Unión.
Viajando sin camino llegué al país sin dolor, y la gracia del Gran Señor ha descendido, dulcísima, en mí.
Se canta al Dios infinito como si fuera inaccesible; pero en mis meditaciones, sin mis ojos, yo lo he visto.
Es, de cierto, el país sin sufrimientos, y nadie sabe el camino que a El conduce.
Sólo aquel que encontró ese camino va más allá de la región de los dolores. Maravilloso país, que no puede pagarse
con ningún mérito.
El sabio lo ve; el sabio lo canta.
Tal es la última palabra; pero ¿cómo expresar su maravilloso sabor?
Aquel que la saborea una vez, sólo él sabe el gozo que puede dar.
Kabir dice:
Al conocerla, el ignorante se convierte en sabio y el sabio se queda mudo, en silenciosa adoración.
El adorador se embriaga totalmente.
Su sabiduría y su desprendimiento son perfectos.
Bebe en la copa de las inspiraciones y de las aspiraciones del amor.
Allí, todo el cielo se llena de armonías y la música suena sin cuerdas y sin pulsaciones. Allí, no cesa nunca el juego
de la alegría y del dolor.
Kabir dice:
Si te sumerges en el océano de vida, vivirás en el país de la suprema felicidad.
¡Qué frenesí de éxtasis contiene cada hora! El adorador exprime y bebe la esencia de las horas. Vive con la vida de Brahma…
Digo la verdad porque acepté la verdad en mi vida.
Estoy consagrado a la verdad porque ahuyenté lejos de mí todas las falsas apariencias.
Kabir dice:
Así se libra el adorador, de todo miedo, así lo abandonan todas las ideas erróneas sobre la vida y sobre la muerte.
Allí, el cielo se llena de música. Allí, llueve néctar.
Allí, vibran las cuerdas del arpa y suenan los tambores.
¡Qué secreto esplendor irradia ese castillo del cielo!
Ya no hay amaneceres ni puestas de sol. En el océano de revelaciones que es la luz del amor, el día y la noche no forman
más que uno.
Alegría eterna; ni dolor ni luchas.
Allí he bebido, llena hasta los bordes, la copa de la dicha, de la dicha perfecta.
No hay lugar allí para el error.
Kabir dice:
Allí he sido testigo de los juegos de la única felicidad.
He conocido en mí mismo el juego del universo; he escapado al error de este mundo.
Lo externo y lo interno se han hecho para mí un solo cielo.
Lo infinito y lo finito se han unido. Me embriago con la visión del Todo.
La luz invade el universo; es la lámpara del amor ardiendo en el candelero del saber.
Kabir dice:
Allí no puede deslizarse error alguno, y ya no existe el conflicto de la vida con la muerte.
18. La región central del cielo, donde el espíritu reposa, está radiante de una música de luz.
Allí, florece la pura y cándida armonía, donde mi Señor halla sus delicias.
En el prodigioso esplendor de su cabellera piérdese el fulgor de millones de soles y de lunas.
Kabir dice:
Ven, ¡oh, Dharmadas! y contempla el triunfo de mi Señor omnipotente.
¿Dónde la acción y el reposo en esa ribera? No hay agua a la vista; ni barco, ni marino. No hay ni una sola cuerda
para empujar el barco ni hombre alguno para sirgar.
Ni tierra, ni cielo, ni tiempo; nada existe ahí: ni río, ni ribera.
No hay ahí ni cuerpo, ni espíritu.
¿Dónde podrías aplacar la sed de tu alma? Nada encontrarás en esa nada.
Sé fuerte y vuélvete a ti mismo. Ahí te hallarás en tierra firme
Considera esto, ¡oh, corazón mío! No te vayas a ninguna otra parte.

19. ¡Oh, corazón mío! El Espíritu Supremo, el Dueño omnipotente está junto a ti. ¡Despierta, despiértate!
Corre a echarte a los pies de tu Bienamado, pues tu Señor está muy cerca. Estuviste dormido durante siglos innumerables,
¿y no quieres despertar esta mañana?
20. ¿Qué ribera quieres alcanzar, corazón mío? Ningún viajero ante ti. Ningún camino.
Kabir dice:
Rechaza toda imaginación y fortalécete en lo que eres.
21. Cada morada enciende sus lámparas. Como eres ciego, no las ves.
Un día tus ojos se abrirán de pronto y verás; y las cadenas de la muerte caerán por sí solas.
Nada que decir, nada que escuchar, nada que hacer.
Aquel que vive, aunque muerto, no morirá jamás.
Porque vive en soledad, dice el asceta que su casa está muy lejos.
Tu Señor está junto a ti y, sin embargo, trepas a lo alto de la palmera para buscarlo. El sacerdote brahmán va de casa en casa,
para iniciar al pueblo en la fe.
Pero ¡ay!, la verdadera fuente de vida está a tu lado mientras te pones a adorar la piedra que tú mismo levantaste.
Kabir dice:
No puedo decir cuán adorable es mi Señor. El ascetismo, el rosario, las virtudes y los vicios, nada de todo ello existe para Él.
22. Mi corazón suspira, ¡oh, hermano!, por el verdadero Dueño que llena la copa del amor para ofrecérmela tras de haber bebido.
Levanta el velo y Brahma se revela a mis ojos.
Descubre en Él los mundos y me hace oír la música misteriosa. Me muestra que las alegrías y las penas son una misma cosa.
Todas sus palabras están llenas de amor.
Kabir dice:
En verdad, nada ha de temer quien posea semejante Dueño para llevarlo a seguro refugio.
23. Las sombras de la noche caen espesas y profundas; ensombrecen el corazón y envuelven el cuerpo y el espíritu.
Abre tu ventana al poniente y piérdete en el cielo del amor.
Bebe la miel azucarada que destilan los pétalos del loto del corazón.
Déjate penetrar en las olas del mar. ¡Húndete en su esplendor!
Escucha y oye el rumor de las caracolas y de las campanas.
Kabir dice:
Contempla, ¡oh, hermano!, al Señor en ese vaso, que es mi cuerpo.
24. Llevo en el fondo del corazón aquel amor que me hace vivir en este mundo una vida sin límites.
Así vive el loto en el agua, y en el agua florece.
Aunque el agua no pueda tocar sus pétalos abiertos por sobre su nivel.
Así vive la esposa que penetra en las llamas de la pira, al mandato del amor.
Arde y deja gemir a sus compañeras; pero jamás deshonra al amor.
Difícil es cruzar el océano del mundo; sus aguas son muy profundas.
Kabir dice:
Óyeme, ¡oh, Santo hombre! Pocos son los que logran llegar a la otra orilla.
25. Mi Señor se oculta y, a maravilla, mi Señor se revela.
Mi Señor me aherroja duramente y mi Señor hace que caigan mis cadenas.
Mi Señor me trae voces de tristeza y voces de alegría, y es Él mismo quien dosifica los contrastes.
Ofrendaré a mi Señor mi cuerpo y mi espíritu.
Daré mi vida antes que olvidar a mi Señor.

26. Todas las cosas están creadas por Dios. El Amor es Su cuerpo.
No tiene forma, ni cualidad, ni decadencia.
Trata de unirte a Él.
Ese Dios indeterminado toma millares de formas a los ojos de las criaturas:
Es puro e indestructible.
Su forma es infinita e insondable.
Danza extasiado y Su danza describe mil formas vaporosas.
El cuerpo y el espíritu desbordan felicidad cuando los toca Su gozo infinito.
Está inmerso en toda conciencia, en todo júbilo, en todo dolor.
No tiene principio ni fin.
Contiénese entero en su Beatitud.

27. La misericordia de mi verdadero Maestro es la que me ha dado a conocer lo desconocido.
Por Él sé caminar sin pies, ver sin ojos, oír sin orejas, beber sin labios, volar sin alas. En el país donde no hay ni sol, ni luna,
ni noche, ni día, he amado y he meditado. Sin comer he saboreado la dulzura del néctar; sin agua he aplacado mi sed.
El gozo compartido es la plenitud del gozo. ¿Ante quién podía expresarse jamás?
Kabir dice:
Mi Maestro es más grande que los mundos, e inmensa la buena ventura de su discípulo.

28. Ante lo incondicionado danza lo condicionado.
"Tú y yo no somos más que uno", proclaman las trompetas.
El Maestro avanza y saluda a su discípulo: tal es la mayor de las maravillas. Gorakhmatte le pregunta a Kabir:
-Dime, ¡oh, Kabir!, ¿cuándo comenzó tu vocación?
¿Dónde nació tu amor? Kabir responde:
-Cuando Aquel cuyas formas son múltiples aún no había empezado su representación; cuando no había ni maestro ni discípulo; cuando todavía no existía el mundo, cuando el Uno supremo estaba solo, entonces fue cuando me hice asceta; entonces, ¡oh, Gorakh! Brahma atrajo mi corazón a Él.

29. Cuando me instruí en la doctrina de los ascetas, Brahma no estaba coronado, ni Vishnú ungido de rey,
ni había nacido aún la potencia de Shiva.
Fue en Benarés donde tuve una revelación repentina, y Ramananda me iluminó. Traía conmigo la sed del infinito,
he acudido a la cita de mi Dios.
Con toda simplicidad me uniré con la simple Unidad.
Y surgirá mi amor.
¡Marcha, oh, Gorakh, al ritmo de esa música!

30. Sobre ese árbol hay un ave; danza en el gozo de la vida.
Nadie sabe dónde está.
¿Y quién podrá decir el estribillo de su canción?
Entre lo más espeso y sombrío del ramaje, allí tiene su nido. Viene de noche y echa a volar por la mañana. Yo no la comprendo.
Nadie puede decirme qué ave es esa, la que canta en mi alma.
Sus plumas no tienen color ni dejan de tenerlo.
No tiene forma ni perfil.
Se guarece a la sombra del amor.
Duerme en el seno de lo inaccesible, de lo infinito y de lo eterno, y nadie sabe cuándo echa a volar; y nadie sabe cuándo
ha de volver. Kabir dice:
Profundo es el misterio, ¡oh, santo hermano! Deja que los sabios descubran la morada del ave.

31. Día y noche me apesadumbra una cruel angustia y no puedo dormir.
Suspiro pensando en la cita que ha de darme mi Bienamado y ya no siento el placer de vivir en la casa paterna.
Las puertas del cielo están abiertas; entro en el templo; encuentro a mi Esposo y depósito a sus pies la ofrenda
de mi cuerpo y de mi espíritu.

32. ¡Danza, corazón mío! Danza hoy de gozo. Los cánticos de amor llenan de música los días y las noches,
y el mundo vive atento a sus melodías.
Locas de júbilo, la vida y la muerte danzan al ritmo de esa música.
Los montes, el océano y la tierra danzan. Entre sollozos y carcajadas la humanidad danza.
Tu Señor está en ti; ¿a qué abrir los ojos hacia el mundo exterior?
Kabir dice:
Óyeme, hermano mío: mi Señor me ha arrebatado y me ha unido a Él.

33. ¿Cómo podría quebrarse el amor que nos une?
Cual la hoja del loto reposando sobre el agua, así eres tú, mi Señor, y yo soy tu esclavo.
Cual el ave nocturna contempla la luna en la noche, así eres tú, mi Señor, y yo soy tu esclavo.
Desde el comienzo hasta el fin de los tiempos está el amor entre Tú y yo. ¿Cómo podría extinguirse ese amor?
Kabir dice:
Cual el río penetra en el océano, así mi corazón penetra en ti.

34. ¡Tristes están mi espíritu y mi cuerpo! Te necesitan.
Ven a mi casa, ¡oh, mi Bienamado! Cuando me llaman "tu prometida" me avergüenzo de que mi corazón
aún no haya poseído tu corazón.
¿Qué amor es, pues, este amor mío?
No tengo hambre; no tengo sueño; nunca hallo reposo, ni en Él ni fuera de Él.
Como el agua para el sediento, así es el Novio para la novia.
¿Quién le llevará el mensaje a mi Bienamado?
Kabir está angustiado. Agoniza de no haberlo visto.

35. ¡Despierta, oh, amiga, no duermas más! Se acabó la noche; ¿quieres perder también la jornada?
Otras que despertaron a tiempo, ya recibieron sus joyas.
Todo lo perdiste tú, ¡oh, loca!, durante el sueño.
Tu Amado es prudente, y tú insensata, ¡oh, mujer!
Nunca preparaste el lecho de tu esposo. Te pasaste los días en inútiles juegos.
Tu juventud se ha marchitado en vano, puesto que no has conocido a tu Señor.
¡Despierta, despiértate! Mira: tu lecho está vacío. Durante la noche, Él te ha abandonado.
Kabir dice:
Sólo despierta aquella cuyo corazón está traspasado por las flechas de su palabra.

36. Cuando el sol brilla, ¿dónde está la noche? Y es de noche cuando el sol ha retirado su luz.
Donde hay conocimiento, ¿puede persistir la ignorancia? Y si hay ignorancia, el conocimiento debe perecer.
Si hay lujuria, ¿cómo puede haber amor? Donde está el amor, no existe la lujuria. Empuña la espada y corre a la batalla.
Combate, ¡oh, hermano!, mientras dure tu vida. Corta la cabeza de tu enemigo para darle así una muerte rápida.
Vuélvete luego, para inclinar la frente ante el triunfo de tu Rey. El hombre valiente no abandona jamás el combate;
el que huye no es un verdadero combatiente.
En el coto cerrado de nuestro cuerpo se libra una gran guerra contra las pasiones, la cólera, el orgullo y la envidia.
Donde más arrecia la batalla es en el Reino de la Verdad, del contentamiento y de la pureza, y la espada más activa
es la tizona que lleva su nombre.
Kabir dice:
Cuando un valeroso caballero entra en liza, la multitud de los cobardes se pone
en fuga.
Denodado y áspero combate el que libra aquel que busca la Verdad.
Su voto es más difícil de cumplir que el del guerrero o el de la viuda que quiere reunirse con su esposo.
Pues el guerrero combate durante unas horas y la lucha de la vida con la muerte concluye muy pronto.
Pero la batalla de aquel que busca la Verdad prosigue día y noche, y sin que cese mientras dura su vida.

37. La cerradura del error cierra la cancela: ábrela con la llave del amor.
Al abrir la puerta, despertarás al Bienamado.

Kabir dice:
No pases, ¡oh, hermano!, sin aprovechar tan buena ventura.

38. El cuerpo, ¡oh, amigo!, es Su lira.
Tiende las cuerdas y hace sonar la melodía de Brahma.
Si las clavijas se aflojan o las cuerdas se rompen, entonces, instrumento de polvo, vuelve el cuerpo al polvo.
Kabir dice:
Sólo Brahma y ningún otro puede crear semejantes melodías.

39. Amo muy de veras a quien puede devolver su hogar al viajero extraviado.
En el hogar está la verdadera unión, en el hogar está la dicha de la vida.
¿Por qué abandonaré mi hogar para andar errante por el bosque?
Si Brahma me hace alcanzar la verdad, hallaré en el hogar la servidumbre y la libertad a un tiempo.
Amo a quien tiene el poder de hundirse profundamente en el seno de Brahma, a quien posee la facultad de sumirse
en la contemplación.
Amo a quien conoce a Brahma y puede quedarse en meditación sobre su suprema Verdad.
Amo a quien puede ejecutar la melodía del infinito, uniendo en su vida el amor y el sacrificio.
Kabir dice:
El hogar es la morada verdadera; en el hogar está lo real, el hogar hace que alcancemos a Aquel que es realidad.
Quédate, pues, donde estás y todo lo tendrás a su tiempo.

40. Nada mejor, ¡oh, santo hombre!, que unirse simplemente a Él.
Desde el día en que hallé a mi Dios, los juegos de nuestro amor ya no han cesado. No cierro los ojos, no tapo mis oídos,
no mortifico mi cuerpo.
Miro con los ojos muy abiertos, sonrío, y por doquiera contemplo Su hermosura. Murmuro su nombre, y todo cuanto veo me habla de Él.
Todos mis actos constituyen un culto que rindo a mi Dios.
La aurora y el crepúsculo me parecen iguales.
Las contradicciones ya no existen para mí. Por doquiera que voy, en Él me afano.
Todo cuanto hago lo hago en Su servicio. Al acostarme me prosterno a Sus pies. Sólo Él es adorable a mis ojos; no conozco otro.
De mi boca ya no salen palabras impuras. Día y noche canto Sus alabanzas.
De pie o sentado, no puedo olvidarlo, porque el ritmo de Su canción lo llevo en mis oídos.
Kabir dice:
Un gozo frenético abrasa mi corazón y descubre todos los misterios ocultos en mi alma. Estoy sumergido en una inmensa felicidad que supera toda alegría y todo dolor.

41. En los baños sagrados no hay más que agua, y sé de su ineficacia, pues me he bañado en ellos.
Las sagradas imágenes carecen de vida; no pueden hablar; lo sé, puesto que las he convocado a gritos.
Los Puranas y el Corán, no son más que palabras; aparté el velo y lo vi.
Kabir deja que hable la experiencia; todo el resto es mentira, lo sabe muy bien.

42. Me río cuando oigo decir que el pez tiene sed en el agua.
No alcanzas a ver que lo real está en tu hogar y andas errante de bosque en bosque. ¡En ti está la Verdad!
Donde quiera que vayas, a Benarés o a Mathura, si no encuentras tu alma, el mundo no tendrá realidad para ti.

43. El pendón oculto se halla izado en el templo del cielo.
Allí se despliega el baldaquín azul adornado de luna y constelado de brillantes.
Allí brilla la luz del sol y de la luna. Sosiégate, alma, y contempla ese esplendor en silencio.
Kabir dice:
Quien bebe de ese néctar cae en el delirio.

44. ¿Quién eres? ¿Y de dónde vienes?
¿Dónde reside el Espíritu Supremo y cómo puede mezclarse en todos los juegos de la Creación?
El fuego está en la madera; pero ¿quién lo despierta de súbito?
La madera conviértese en cenizas; y, ¿adónde va la fuerza del fuego?
El verdadero Maestro nos enseña que el Espíritu no tiene límite ni fin.
Kabir dice:
Brahma adapta su palabra a la inteligencia de sus oyentes.

45. ¡Oh, santo!, purifica tu cuerpo con toda simplicidad.
Como el grano está en el bananero; como las flores, los frutos y la sombra de las hojas están en el grano,
así el germen está en el cuerpo, y en ese germen el cuerpo se encuentra a sí mismo.
El fuego, el aire, el agua, la tierra y el éter no están fuera de Él.
Considera esto, ¡oh, Kazi; oh, Pundit! ¿Qué cosa hay que no esté en nuestra alma?
El cántaro lleno de agua flota en el agua, contiene agua y está rodeado de agua.
No hay que darle a esto nombre alguno, no vaya a despertarse el error del dualismo.
Kabir dice:
Escucha la palabra, la verdadera, que es tu esencia; Él se dice la palabra a Sí mismo, y Él mismo es el Creador.

46. Es un árbol extraño; crece sin raíces y lleva frutos sin haber dado flores.
No tiene ramas ni hojas; es un loto puro. En él cantan dos aves: una es el Maestro; la otra, su discípulo.
El discípulo escoge los abundantes frutos de la vida y los saborea; el Maestro lo contempla gozoso.
Lo que Kabir dice es difícil de comprender: El ave no puede ser alcanzada, aunque resulta claramente visible.
El que no tiene forma está en el seno de todas las formas.

47. He aplacado la angustia de mi alma y mi corazón se regocija. En el estado en que estoy, he visto al Supremo Camarada.
Permaneciendo esclavo me liberé; me desprendí de las garras de toda mezquindad.
Kabir dice:
Alcancé lo inaccesible y en mi corazón tornasolan los colores del amor.

48. Lo que tú ves no existe, y para lo que existe no tienes palabras.
A menos de ver, no crees; lo que te dicen no puedes admitirlo.
Quien tiene discernimiento aprende por las palabras, y el ignorante se queda con la boca abierta.
Algunos contemplan lo Informe y otros meditan sobre la forma; pero el sabio sabe que Brahma está por encima de ambos.
La hermosura de Brahma no puede verse con los ojos. La vibración de su palabra no puede llegar hasta el oído.
Kabir dice:
Aquel que ha encontrado a la vez el amor y el sacrificio, no se abisma jamás en la muerte.

49. La flauta del Infinito toca sin jamás interrumpirse, y canta Su amor.
Cuando el Amor renuncia a todo límite, alcanza la Verdad.
¡Cuán lejos se esparce su perfume! No tiene fin; ningún obstáculo se le opone.
La forma de su melodía brilla como un millón de soles.
La vina hace vibrar incomparablemente las notas de la verdad.

50. ¡Me acucia, caro amigo, encontrar a mi Bienamado!
Mi juventud ha florecido y el dolor de verme separada de Él me oprime el seno. Yerro sin rumbo por los senderos del saber, aunque he recibido noticias Suyas a través de esos senderos.
Tengo una carta de mi Bienamado; en esa carta hay un mensaje inefable, y ahora ya no le temo a la muerte.
Kabir dice:
¡Oh, mi caro amigo! He recibido como presente al Único Inmortal.

51. Cuando estoy separada de mi Bienamado mi corazón se llena de tristeza.
Ningún reposo durante el día, ningún sueño durante la noche.
¿A quién confiaré mis penas?
La noche es oscura. Las horas transcurren sin que Él vuelva.
La ausencia de mi Señor hace que me estremezca y tiemble de miedo.
Kabir dice:
¡Oyeme, amiga mía! No hay júbilo como el de encontrar al Bienamado.

52. ¿Qué flauta es esa cuya música me llena de alegría?
La llama arde sin lámpara. El loto florece sin raíces.
Las flores se abren en los claustros. El ave nocturna vuela hacia la luna. El ave de lluvia apetece la lluvia.
Pero, la que amor consagra su vida el eternal Amante?

53. ¿No has oído los acordes de la misteriosa música?
En medio de la cámara suena, gentil y dulcemente pulsada, el arpa de la dicha.
No hay que salir para escucharla.
Si no has saboreado el néctar del Único Amor, ¿de qué te servirá purificarte de toda mancha?
El kazi investiga el sentido de los versículos del Corán e instruye a los hombres; pero si su corazón no está anegado
en el amor divino, ¿de qué le servirá ser maestro?
El yogui tiñe de rojo sus vestiduras; pero si no conoce los colores del amor, ¿de qué le servirá el color de sus vestidos?
Kabir dice:
Ya esté en el templo o en el balcón de mi morada, en un campo o en un jardín de flores, os digo, en verdad,
que en todo momento mi Señor se deleita conmigo.

54. ¡Sutil es el sendero del amor!
No hay en él preguntas ni silencios; toda criatura se aniquila a sus pies, se hunde en el gozo de buscarlo a El,
se sumerge en las profundidades de su amor como el pez en el agua.
El enamorado siempre está dispuesto a ofrecer su vida en servicio de su Señor.
Kabir revela el secreto de ese amor.

55. Es verdadero Santo aquel que puede revelar a ojos humanos la forma de lo informe. Es verdadero Santo aquel
que enseña el camino simple que ha de seguirse para alcanzarlo a Él sin ocuparse de ritos ni de ceremonias.
Es verdadero Santo aquel que no te hace cerrar las puertas, ni retener el aliento, ni renunciar al mundo;
el que te hace ver al Espíritu Supremo doquiera haya inteligencia; el que te enseña a conservar la calma en medio de la actividad.
Inmerso para siempre en la felicidad y sin temor alguno en el corazón, el Santo mantiene, en medio de los placeres,
la armonía de su vida.
La infinita presencia del Ser infinito está en todas partes: en la tierra, en el agua, en el cielo, en el aire.
Tan firme como el trueno, la sede del buscador se halla establecida por sobre el vacío del espacio.
El que está en el interior, está en el exterior. Lo veo a Él y a ningún otro.

56. Recibe la palabra de donde surgió el universo.
Esta palabra es: Maestro. Lo he escuchado y me he convertido en discípulo.
¿Cuántos son los que han comprendido esta palabra?
Trata tú de comprenderla, ¡oh, Santo! Los Vedas y los Puranas la proclaman.
El mundo se asienta en ella.
Los rishis y los devotos la dicen; pero nadie conoce su misterio.
El padre de familia abandona su hogar cuando la escucha.
Los seis filósofos la comentan.
El espíritu de renunciación emana de ella. De esa palabra nació el mundo de las formas. Esa palabra lo revela todo.
Kabir dice:
¡Pero quién sabe de dónde viene esa palabra!

57. ¡Vacía la copa! ¡Embriágate! ¡Bebe el divino néctar de Su nombre!
Kabir dice:
Oyeme, querido Sadhu: desde la coronilla a la planta de los pies, el hombre está envenenado por la inteligencia.

58. Si no conoces a tu propio Señor, ¿de qué te enorgulleces?
Renuncia a toda elocuencia. jamás te unirán a Él las simples palabras.
No te dejes engañar por el testimonio de las Escrituras.
El amor difiere mucho de la letra, y el que con toda sinceridad lo busca, lo encuentra.

59. La dulzura de vagar sobre el océano de la vida inmortal me ha liberado de todo vano parloteo.
Como el árbol está en el grano, todos los males están en la charlatanería.

60. Cuando, al fin, hayas encontrado el océano de la felicidad, no te vayas sediento. Vuelve en ti y no seas loco;
la muerte te acecha.
Aquí tienes, ante ti, el agua pura. Bébela hasta saciarte.
No persigas el espejismo; ten sed de néctar. Dhruva, Prahlad y Shukadeva bebieron de él. Raidas lo probó.
Los santos se embriagan de amor; tienen sed de amor.
Kabir dice:
Escucha, hermano mío: la guarida del miedo se ha desplomado.
Ni por un instante miraste al mundo frente a frente.
Con la falsedad tejes tu esclavitud; tus palabras están llenas de engaños.
Con el fardo de deseos que llevas en la cabeza, ¿cómo podrías andar ligero?
Kabir sigue diciendo:
Guarda en ti la verdad, el espíritu de sacrificio y el amor.

61. ¿Quién le ha enseñado a la viuda a dejar consumir su cuerpo sobre la hoguera de su esposo difunto?
¿Y quién le ha enseñado al amor a encontrar su felicidad en el sacrificio?

62. ¿Por qué, corazón mío, eres tan impaciente? Aquel que vela por las aves, por las bestezuelas y por los insectos.
Aquel que cuidaba de ti cuando todavía estabas en el seno de tu madre: ¿dejará de protegerte ahora que ya saliste de él?
¿Cómo puedes, ¡oh, corazón mío!, apartarte de la sonrisa de tu Dios y andar errante tan lejos de Él?
Abandonaste a tu Bienamado para pensar en futilezas, ¿y te asombras de la banalidad de tu obra?

63. ¡Cuán difícil me es encontrar a mi Señor!
El pájaro de lluvia, alterado, llama a la lluvia a grandes gritos. Morirá en la espera antes que beber de otra agua.
Atraído por los sones de la música, la cervatilla se acerca; arriesga la vida para escucharlos;
pero el temor no la hace retroceder.
La viuda se queda sentada junto al cuerpo de su esposo; el fuego no le da miedo.
¡No sientas temor alguno por esa miseria que es tu cuerpo!

64. Cuando ya me extraviaba, ¡oh, hermano!, el verdadero Maestro me enseñó el camino.
Entonces dejé los ritos y las ceremonias; ya no volví a sumergirme en las aguas sagradas.
Comprendí que sólo yo era el loco; que todo el mundo a mi alrededor estaba cuerdo y que yo era motivo de escándalo y de befa.
A partir de ese día, ya no ruedo por el polvo en señal de obediencia; ya no toco la campana del templo;
ya no coloco ningún ídolo en su trono; ya no pongo flores ante las imágenes en signo de adoración.
Lo que le place al Señor no son las austeridades ni las mortificaciones de la carne.
No le eres grato porque andes casi en cueros y mortifiques tus sentidos.
El hombre bueno y leal que permanece sereno en medio de la agitación del mundo, el que ama como a sí mismo
a todas las criaturas de la tierra, ese hombre alcanza al Ser Inmortal, y el verdadero Dios está con él.
Kabir dice:
Aquel cuyas palabras son puras y que no tiene orgullo ni envidia, conoce Su verdadero Nombre.

65. El asceta tiñe sus vestiduras, en lugar de teñirse el alma, con los colores del amor. Permanece sentado en el templo, abandonando a Brahma, para adorar una piedra; se agujerea las orejas;
lleva una larga barba y sórdidos andrajos; parece un chivo.
Anda por el desierto yugulándose el deseo, y acaba pareciéndose al eunuco.
Se rapa la cabeza y tiñe sus vestidos; lee el Gita y se convierte en un charlatán.
Kabir dice:
Tú, que obras como él, marchas hacia las puertas de la muerte atado de pies y manos.

66. No sé cuál es mi Dios.
El mullah grita hacia El. ¿Por qué?
¿Está sordo el Señor? Pues bien que oye resonar hasta las sutiles articulaciones del insecto que marcha…
Reza tu rosario; píntate en la frente la cifra de tu Dios; envuélvete en andrajos manchados y vistosos…
Si en tu corazón hay un arma de muerte, ¿cómo podrás poseer a Dios?

67. Cuando escucho la melodía de su flauta ya no soy dueño de mí.
La flor se abre sin que la primavera haya llegado, y ya la abeja ha recibido su perfumado mensaje.
Retumba el trueno, fulgen los relámpagos; en mi corazón saltan las olas.
Cae la lluvia y mi alma languidece pensando en mi Señor.
Allí donde el ritmo del mundo nace y muere a la vez, allí es donde mi corazón lo alcanza.
Allí flotan al viento los pendones ocultos.

Kabir dice
Mi corazón se muere de vivir.

68. Si Dios está en la mezquita, ¿a quién pertenece el mundo?
Si Rama, ¡oh, peregrino!, está en la imagen que tú adoras, ¿qué ocurre allí donde no hay imágenes?
Hari está en Oriente; Alá, en Occidente. Mírate el corazón y allí encontrarás a la vez a Karim y a Rama.
Todos los hombres y todas las mujeres del mundo son sus formas vivientes.
Kabir es el hijo de Alá y de Rama.
El es mi Maestro; El es mi mentor espiritual.

69. Aquel que es modesto y se conforma con su suerte; aquel que es justo; aquel cuyo espíritu está henchido
de resignación y de paz.
Aquel que lo ha visto y lo ha tocado, es el que se halla libre de temor y de angustia. Para él, la idea de Dios
es como un ungüento de sándalo esparcido por la piel. Para él no hay otro goce que esa idea.
Una bella armonía rige su trabajo y su reposo; de él emana un resplandor de amores.

Kabir dice:
Toca los pies de Aquel que es uno, indivisible, inmutable, apacible, de Aquel que llena de desbordante alegría
los vasos terrestres y cuya forma es el amor.

70. Reúnete con los buenos, donde el Bienamado tiene su morada.
Aprende de ellos todas tus ideas, todo tu amor y todo tu saber.
¡Redúzcase a cenizas la asamblea en que Su Nombre no sea pronunciado!
No vaciles más; piensa sólo en el Bienamado. Que tu corazón no adore a otros dioses. No es bueno adorar a otros dueños.
Kabir reflexiona y dice:
Si obras de otro modo jamás encontrarás al Bienamado.

71. La joya se ha perdido en el fango y todos quieren encontrarla. Estos la buscan por un lado, aquellos por otro;
algunos la ven en el agua, otros entre las piedras.
Pero el discípulo Kabir, que la aprecia en su verdadero valor, la ha envuelto cuidadosamente en su corazón
como en los pliegues de su manto.

72. El palanquín ha venido por mí, para llevarme a la morada de mi esposo; un temblor de felicidad me agita el corazón.
Mas los portadores me han conducido a un bosque solitario, donde no conozco a nadie.
Beso suplicante vuestros pies, ¡oh, portadores! Aguardad un momento todavía. Dejadme volver a casa de mis padres
y de mis amigos para despedirme de ellos.
El discípulo Kabir canta:
Abandona tus ventas y tus compras, ¡oh, santo!, deja ahí tus beneficios y tus pérdidas pues no hay tiendas
ni mercados en el país adonde te encaminas.

73. No conoces, ¡oh, corazón mío!, todos los secretos de esta ciudad de amor. Ignorante viniste, ignorante te vas.
¿Qué hiciste de esta vida?, ¡oh, amigo mío! Cargaste sobre tu cabeza un pesado fardo de piedras,
¿quién te aliviará de esa carga? Tu Amigo se encuentra en la otra orilla y nunca me preguntas cómo podrías llegar
hasta su encuentro.
El barco se ha roto; mientras, tú sigues sentado en el banco, sin avanzar y a merced del oleaje.
¿A quién tendrás al final por Amigo?, te pregunta el servidor Kabir. Estás solo, sin compañeros,
y así habrás de soportar las consecuencias de tus actos.

74. Los Vedas dicen que lo incondicionado está por encima del mundo de las condiciones.
¿Qué ganas, ¡oh, mujer!, con discutir si Él está por encima de todo o si está en todo?
Brahma se te revelará día y noche, vestido de luz, sentado en un trono de luz.
Kabir dice:
El verdadero Maestro es todo luz.

75. ¡Abre tus ojos de enamorado y contémplalo a Él, que reina en el universo! Considera el universo y persuádete
de que ese es tu país.
Cuando hayas encontrado a tu verdadero Maestro, Él despertará tu corazón.
El te dirá los secretos del amor y del sacrificio, y conocerás entonces que Él sobrepasa al universo.
Ese mundo es la ciudad de la Verdad; el laberinto de sus senderos fascina el corazón.
Podemos alcanzar la meta sin cruzar la ruta, en un deporte que no acaba jamás.
Allí donde el círculo de los múltiples goces danza en torno del Creador, allí están los juegos de la eterna felicidad.
Cuando los conozcamos concluirá el ciclo de todas nuestras aceptaciones y renunciamientos.
Entonces dejará de quemarnos la llama de la concupiscencia.
Es el reposo último y sin límite.
Él ha extendido sobre el mundo entero las formas de Su amor.
Del resplandor, que es Verdad, surgen perpetuamente las ondas de las formas nuevas, y Él penetra esas formas.
Todos los jardines, todos los boscajes, todas las masas de vegetación están pobladas de flores, y el aire juguetea con ellas.
Allí, el cisne juega un juego maravilloso. Allí, los sones de la misteriosa música giran en torno de la infinita Unidad.
Allí brilla, en el punto central, el trono de Aquel que contiene todas las cosas y donde el Gran Ser tiene su sede.
La luz de millones de soles se desvanece, confusa, ante el esplendor de uno solo de sus cabellos.
Por el camino, ¡qué dulces melodías hace oír el arpa! Sus notas traspasan el corazón.
La eterna fontana de vida deja correr su chorro donde juegan sin fin el nacer y el morir.
Y se llama nada Aquel que es la Verdad de las verdades, Aquel en quien están contenidas todas las verdades.

76. En Él se perpetúa la creación, superior a toda filosofía y que ninguna filosofía podría concebir.
Hay un mundo sin fin, ¡oh, hermano mío!, y hay el Ser sin nombre, de quien sólo puede hablarse en silencio.
El mundo ilimitado sólo es conocido de aquel que lo alcanzó. Es muy otro de cuanto se ha dicho y escuchado.
Ni formas, ni cuerpo, ni extensión, ni aliento existe en él. ¿Cómo podría decirte lo que es?
Está en el camino de lo infinito, sobre el que desciende la gracia del Señor,
y el que lo alcanza queda liberado de nacer y de morir.
Kabir dice:
Estos sentimientos no pueden expresarse con palabras de la boca: como tampoco pueden escribirse en el papel.

77. ¡Oh, corazón mío! ¡Vámonos al país donde mora el Bienamado!
La enamorada llena allí su cántaro en el pozo y, sin embargo, no tiene cuerda para retirarlo del agua.
En ese país las nubes no cubren el cielo; pero la lluvia cae allí en ráfagas suavísimas. ¡Oh, espíritu puro!
No te quedes sentado en el umbral de tu puerta.
Sal y báñate en esa linfa bienhechora. Maravillosa comarca donde reina un perpetuo claro de luna.
Nunca está sombría. ¿Y quién habla de un solo sol? Ese país está iluminado por los rayos de millones de astros.

78. Kabir dice: ¡Oh, Sadhu! Escucha mis inmortales palabras. Si quieres tu bien, presta mucha atención:
te has separado del Creador, de quien tú has nacido; has perdido la razón; has merecido la muerte.
Todas las doctrinas, todas las enseñanzas vienen de Él; en Él se regocijan. Tenlo por cierto y no tengas miedo.
¡Deja que te dé noticias de esta gran verdad!
¿Qué nombre salmodias? ¿En qué meditas? ¡Sal de semejante laberinto!
El está en el corazón de todas las cosas. ¿Por qué refugiarte en una vana desolación?
Si colocas al Maestro lejos de ti, lo único que honras es su alejamiento.
Si realmente el Maestro está lejos, ¿qué es lo que creó este mundo?
Por no creer queÉl esté aquí andas errante, cada vez más lejos, y lo buscas en vano y entre lágrimas.
Allí donde Él está lejos no se lo puede alcanzar; donde está cerca, Él es la verdadera felicidad.
Temeroso de que su servidor sufra, Él lo penetra profundamente.
Conócete, pues, ¡oh, Sadhu!, pues Él está en ti desde la coronilla hasta los pies.
Canta de alegría y afiánzate inquebrantable en tu corazón.

79. No soy ni piadoso ni ateo.
No vivo ni según los mandamientos ni según mi corazón.
Ni hablo ni escucho.
No soy libre ni prisionero.
No tengo afecciones ni desafecciones.
No estoy lejos de nadie; no estoy cerca de nadie.
No iré al infierno ni al cielo.
Me afano por todo, aunque estoy ausente de todo afán.
Pocos me comprenden; que Aquel que me entiende halle la paz.
Kabir no trata jamás de crear ni de destruir.

80. El verdadero Nombre no se parece a ningun otro.
Distinguir entre lo condicionado y lo incondicionado no es más que cuestión de palabras.
Lo incondicionado es el grano; lo condicionado es la flor y el fruto.
El saber es la rama; el Nombre la raíz. Busca la raíz. Serás feliz cuando la encuentres.
La raíz te llevará a la rama, a la hoja, a la flor y al fruto.
Será tu encuentro con el Señor, será la realización de tu gozo;
será la reconciliación de lo condicionado y de lo incondicionado.

81. En el comienzo, Él estaba solo y se bastaba a sí mismo.
No había entonces ni comienzo, ni medio, ni fin.
No había ojos, ni noche, ni día.
No había tierra, ni aire, ni cielo, ni fuego, ni agua, ni ríos como el Ganges y el Jumna;
ni mares, ni océanos, ni olas.
No había vicios ni virtudes, ni libros sagrados como los Vedas, los Puranas o el Corán.
Kabir reflexiona y dice:
Todo era entonces silencio y paz. El Ser Supremo permanecía inmerso en el seno profundo de sí mismo.
El Dueño no come, ni bebe, ni vive, ni muere.
No tiene forma, ni color, ni vestido.
No pertenece a un clan, ni a una casta, ni a nada…
¿Cómo podría yo describir su gloria?
No tiene forma y, sin embargo, no está sin formas.
No tiene nombre.
Carece de color y no es incoloro. No tiene morada.

82. Kabir medita y dice:
El que no tiene casta ni país, ni forma, ni cualidad, llena el espacio.
El Creador ha puesto en el Ser el juego de la dicha, y de la palabra "Om" nació la creación.
La tierra es su gozo; su gozo es el cielo. Su gozo es el esplendor del sol y de la luna.
Su gozo es el comienzo, el medio y el fin. Su gozo es visión, sombra y luz.
Los océanos y las olas son su gozo.
Su gozo, las Saraswati, el Jumna y el Ganges.
El Dueño es uno: vida y muerte, unión y separación son los juegos de su gozo.
Sus juegos son el sol y el agua y el universo entero.
Sus juegos, la tierra y el cielo.
En el juego se desarrolla la creación; en el juego se establece.
El mundo entero -dice Kabir- reposa sobre su juego; pero el jugador permanece desconocido.

83. El arpa difunde una suave música y la danza continúa sin danzantes.
La música se toca sin tañerla; se escucha sin oídos, pues Él es el oído y Él escucha.
La puerta está cerrada; pero el incienso está en el interior y nadie ve la cita.
El sabio comprende estas palabras.

84. El Mendigo mendiga, pero no alcanzo a verlo.
¿Qué le pediré al Mendigo? Me da sin que yo le pida nada.
Kabir dice:
Soy suyo, y dejo que se cumpla el destino.

85. Mi corazón reclama la morada de mi Bienamado.
A la que pierde la ciudad de su esposo, igual le da el gran camino que el abrigo de un techo.
Mi corazón de nada se alegra; mi espíritu y mi cuerpo divagan sin cesar.
Su palacio tiene un millón de puertas; pero entre Él y yo media un vasto océano.
¿Cómo lo cruzaré? No tiene fin, ¡oh, amigo!, la extensión de esa ruta.
¡Qué maravillosa obra es esa lira!
Bien templada, arrebata el corazón; pero rotas las clavijas o distendidas las cuerdas, ya no interesa a nadie.
Les digo, riendo, a mis padres: "Es preciso que vaya a ver esta misma mañana a mi Señor".
Ellos se encolerizan, no quieren dejarme ir y dicen: "Esta criatura cree haber adquirido tan gran dominio
sobre su Esposo como para obtener de Él todo cuanto quiere; de ahí su impaciencia por encontrar a su Señor.
Ahora, querido amigo, alza ligeramente mi velo, que es esta mi noche de amor.
Kabir dice:
¡Escúchame! Mi corazón está impaciente por encontrar a mi Bienamado, permanezco en mi lecho, sin sueño.
Acuérdate de mí cuando despunte el alba.

86. Sirve a tu Dios, presente en este templo, que es la vida.
No seas loco, pues las sombras de la noche pronto se espesan.
Me ha esperado durante la eternidad de las edades; por amor a mí, El ha perdido su
corazón.
¡Y yo ignoraba la felicidad que tan cerca tenía! Mi amor aún no se había despertado.
Pero ahora mi amante me ha dado a conocer el sentido de los sones que percibieron mis oídos.
Ahora he realizado mi felicidad.
Kabir dice:
¡Contempla cuán grande es mi ventura! ¡He recibido la infinita caricia de mi Bienamado!

87. La tormenta se acumula en el cielo. Escucha la honda voz de su fragor.
La lluvia viene del Oriente y murmura su monótono plañir.
Presta atención a tus cercados, para que la lluvia no los invada y los arrase.
Prepara el suelo de la liberación y deja que sólo se ahoguen bajo la tormenta los parásitos del amor y del sacrificio.
Sólo el labrador precavido podrá festejar el fin de la cosecha.
Sólo él podrá llenar de grano sus vasijas y alimentar a los sabios y a los santos.

88. Este día me es caro entre todos los días, porque hoy mi Señor bienamado es huésped de mi casa.
Mi cámara y mi corazón resplandecen con Su presencia.
Mis ardientes deseos cantan Su nombre y se pierden en Su infinita belleza.
Lavo Sus pies, contemplo Su rostro y ante Él me prosterno, llevándole como ofrendas mi cuerpo, mi alma y todo cuanto tengo. ¡Qué día de felicidad es este en que mi Bienamado, mi tesoro, viene a mi casa!
Todos los malos pensamientos huyen volando de mi corazón cuando diviso a mi Señor.
Mi amor lo ha conmovido, mi corazón languidece por Su nombre, que es la Verdad.
Así canta Kabir, el servidor de todos sus servidores.

89. ¿Qué sabio podría escuchar la música solemne que se eleva hacia el cielo?
El es la fuente de toda música; Él llena con ese surtidor, hasta los bordes, todos los vasos humanos,
permaneciendo desbordante Él mismo.
Aquel que vive corporalmente siempre está sediento, porque el objeto de sus afanes es imperfecto,
aunque siempre surgen en él, y cada vez más hondas, estas palabras, donde van fusionados el amor y el sacrificio:
"Él es esto; esto es Él".
Kabir dice:
Esas son, ¡oh, hermano!, las palabras supremas.

90. ¿Dónde iré que aprenda a conocer a mi Bienamado?
Kabir dice:
Jamás hallarás el bosque si no conoces el árbol, jamás lo encontrarás si lo buscas en las abstracciones.

91. He aprendido el sánscrito; deja, pues, que todos los hombres me llamen sabio.
Pero ¿de qué me valdrá todo mi saber si yerro a la ventura, si mi garganta se reseca de sed,
si me abrasa el ardor de mi deseo?

Kabir dice:
Resulta perfectamente inútil que lleves en la cabeza toda esa carga de orgullo y vanidad,
tírala al polvo y corre al encuentro del Bienamado. Dirígete a Él como a tu Señor que es.

92. Separada de su amado, la mujer hila en su rueca.
La ciudad de su cuerpo, con el palacio de su espíritu, se alza en su hermosura.
La rueca del amor, hecha con las joyas del saber, gira en el cielo.
¡Qué hilos tan sutiles teje la mujer y cómo los refina su amor y su respeto!
Kabir dice:
Trenzo la guirnalda de los días y de las noches; cuando venga mi Amado y toque yo Sus pies,
le ofrendaré mis lágrimas.

93. Bajo el gran quitasol de mi Rey brillan millones de soles, de lunas y de estrellas.
Él es el Espíritu de mi espírituÉl es la Pupila de mis pupilas.
¡Que mi espíritu y mis ojos no formen más que uno! ¡Que mi amor alcance a mi Bienamado!
¡Que la fiebre ardiente de mi corazón pueda encontrar alivio!
Kabir dice:
Cuando el amor y el Amado se unen, es cuando el amor alcanza la perfección.
94. Mi país, ¡oh, santo!, es un país sin dolor. Les clamo a todos a gritos: al rey como al mendigo,
al emperador como al fakir. ¡Quien quiera que busque abrigo junto al Altísimo, que venga a mi país!
¡Que venga el triste y fatigado y que deposite allí su fardo!
Ven aquí, hermano, para que puedas pasar más fácilmente a la otra orilla.
Este es un país sin tierra ni cielo, sin luna ni estrellas.
La radiante Verdad es lo único que brilla en el triunfo de mi Señor.
Kabir dice:
¡Oh, hermano amadísimo! Nada es esencial sino la Verdad.

95. Estuve con mi Señor en la casa de mi Señor; pero no viví con Él;
ignoré Sus caricias y mi juventud pasó como un sueño.
En la noche de mis bodas, mis amigas cantaban a coro; me ungieron con los ungüentos de la alegría y del dolor.
Pero al concluir la ceremonia abandoné a mi Señor y me fui; mis amigas, en el camino, intentaron en vano consolarme.
Kabir dice:
Iré a la casa de mi Señor con mi Amado a mi lado, y haré entonces que suene la trompeta del triunfo.

96. Reflexiona bien, ¡oh, dulce amigo de mi corazón! Si verdaderamente amas,
¿por qué duermes?
Si lo has encontrado, date a Él enteramente y únete a Él.
¿Por qué lo pierdes después de haberlo hallado?
Si una profunda necesidad de sueño cierra tus ojos,
¿por qué perder el tiempo haciendo la cama y arreglando las almohadas?
Kabir dice:
Te he enseñado las vías del amor. Aunque hubieras de ofrendar tu cabeza, ¿para qué llorar?

97. El Señor está en mí, el Señor está en ti, como la vida está en cada simiente. Renuncia a un falso orgullo,
¡oh, mi servidor!, y busca en ti a tu Señor.
Un millón de soles irradia Su luz.
Un océano azul se extiende en el cielo. La fiebre de la vida se aplaca y todos mis pecados se lavan
cuando permanezco en el seno mismo del mundo.
Escucha las campanas y los tambores de la Eternidad. ¡Regocíjate en el amor!
La lluvia cae sin agua y los ríos son torrentes de luz.
Sólo el Amor puede penetrar al mundo, y pocos son los que saben estas cosas.
Están ciegos los que quieren verlas a la luz de la razón, de esa misma razón que es la causa del alejamiento.
¡El Palacio está tan distante de la razón! ¡Bendito Kabir, que puede, en el seno de la dicha infinita,
cantar en sí mismo el cántico del encuentro del alma con el Alma, el cántico del olvido de las penas,
el cántico que supera todo cuanto penetra en nosotros y todo cuanto emana de nosotros!

98. Se acerca el mes de marzo. ¿Quién me unirá a mi Bienamado?
¿Cómo encontraré palabras para expresar la hermosura de mi Amado? Él y la belleza son una misma cosa.
Su color está en todas las imágenes del mundo; es un hechizo del cuerpo y del espíritu.
Quienes conocen su hermosura saben cuán inefables son los juegos de Su creación. Kabir dice:
Oyeme, hermano mío, pocos son los que han hecho ese descubrimiento.

99. Sé, ¡oh, Narad!, que mi Amado no puede estar lejos.
Cuando mi Amado se despierta, yo me despierto; cuando Él duerme, yo duermo.
¡Aniquilado sea quien aflija a mi Bienamado!
Allí donde se cantan Sus alabanzas, allí vivo yo.
Cuando Él camina, yo camino ante Él. Mi corazón suspira por mi Bienamado.
Una peregrinación sin fin se sucede a Sus pies y millones de devotos se prosternan sobre ellos.
Kabir dice:
El Bienamado revela, Él mismo, la gloria del verdadero amor.

100. ¡Cuelga hoy mismo el columpio del amor! Suspende tu cuerpo y tu espíritu entre los brazos del Bienamado,
para un éxtasis de los goces del amor.
Acerca los ojos al torrente de lágrimas de los nubarrones cargados de lluvia, y cúbrete el corazón con las sombras de la noche.
Aproxima el rostro a Su oído y murmúrale las más hondas aspiraciones de tu alma. Kabir dice:
¡Escúchame, hermano! Lleva la visión de tu Bienamado en el corazón.